La película se construye bajo los recuerdos del propio director, que nació en 1965 en Berkshire, Inglaterra, recuerdos de su adolescencia a finales de los 70 y principios de los 80: «la música, las películas, la cultura pop de ese período me convirtieron en lo que soy. Fue un período de gran agitación política en el Reino Unido, con políticas raciales muy incendiarias, pero al mismo tiempo, fue un período extraordinario para la música y la cultura en general. Fue una época muy creativa, muy politizada y repleta de energía», nos cuenta el genial director de obras maestras como Skyfall (2012) y 1917 (2019).
El imperio de la luz nació casi en su totalidad durante la pandemia. El confinamiento fue un período de intenso autodescubrimiento y reflexión para el cineasta (y para todo el mundo). «En mi caso, empecé a enfrentarme a esos recuerdos con los que había estado luchando desde la infancia. Ese fue el estímulo para escribir: explorar esos recuerdos y ver si podía desbloquear algo interesante”.
Uno de los personajes protagonistas de la película es el de Hilary y el meollo de toda la trama es la relación de esta mujer con Stephen (Micheal Ward), un nuevo empleado del cine del pueblo.
“Hilary es una mujer de mediana edad que vive sola en la costa y trabaja en el cine desde hace unos años”, explica Mendes. “Tiene un pasado complicado y algunos demonios interiores pero, de la misma forma que las familias tradicionales se apoyan mutuamente, a ella le ha acogido un grupo excéntrico de personas que trabaja en el cine. Lucha por encontrar una relación que dé sentido a su vida. Y aparece Stephen, un chico muy sincero y amable pero aún muy joven, que también va a trabajar en el cine”.
Mendes dice que escribió el papel de Hilary para Colman. Cuando empezó a escribir el guion durante la pandemia, el director estaba viendo The Crown. “Olivia estaba impresionante así que pensé que debía interpretar a Hilary. No la conocía personalmente, pero empecé a escribir el guion pensando en ella”.
Para Colman, la idea de que Mendes estuviera escribiendo un papel para ella era “bastante surrealista”, dice la actriz. “Yo había estudiado teatro y era habitual del Teatro Donmar y sabía todo sobre Sam y American Beauty. Pero no conocía a Sam personalmente cuando mi agente me llamó y dijo que Sam Mendes quería hacer un Zoom. Por supuesto le dije que sí”.
Colman no se puso nerviosa ni se sintió intimidada a pesar de lo que significaba hablar con el director. “No sabía lo que me esperaba, pero él fue increíblemente amable conmigo», dice la actriz. «Y eso se refleja en la forma que dirige en el set. “No te suelta la mano. Sabe cómo hablar a cada persona de forma que lo entienda perfectamente. Se convertía en el personaje: me hablaba como lo haría Hilary o se movía como lo haría ella”.