Robert Redford: Lo que pudo haber sido

Robert Redford (1936-2025) nos ofreció a lo largo de su carrera una serie de personajes que han pasado a la historia del cine. Nadie olvida, entre otros muchos, a Sundance Kid en Dos hombres y un destino (Butch Cassidy and the Sundance Kid) (1969), a Hubbell Gardiner en Tal como éramos (The Way We Were) (1973) ni a Johnny Hooker en El golpe (1973). También permanece en nuestra memoria el millonario creado por F. Scott Fitzgerald conocido como el gran Jay Gatsby, el periodista de investigación real Bob Woodward, el nuevo director de la prisión de Wakefield Henry Brubaker que se hace pasar por un recluso para acabar con la corrupción, el cazador de Memorias de África (1985) y el multimillonario que hace Una proposición indecente (1993).

Una carrera en el cine se construye y adquiere sentido tanto con los proyectos que aceptas como con los que rechazas.

Redford era una de las más grandes estrellas del cine. Como dice Peter Bart en su libro Infamous Players: “Hollywood siempre necesita a una estrella joven con un aspecto genuinamente americano y Redford no sólo tenía el físico, sino que también sabía venderlo”. El actor, productor y director recibió a lo largo de su vida profesional multitud de ofertas que no pudo o no quiso hacer. Si las hubiera aceptado, su carrera habría sido igual de legendaria pero distinta. Estas son algunas:

La semilla del diablo (Rosemary’s Baby) (1968): Entre los muchos actores que sonaron para interpretar a Guy Woodhouse, el marido de Rosemary y padre del bebé que espera estaba Robert Redford. Incluso de alguna manera era el candidato perfecto, pero Paramount, el estudio detrás de la película, le tenía demandado por incumplir un contrato pasado. Con ese antecedente su fichaje para Rosemary’s Baby era inviable. También apareció el nombre de Jack Nicholson, pero se le consideró “demasiado siniestro para un papel que fue a parar a un actor de aspecto mucho más siniestro: John Cassavetes”. Este, además de intérprete cineasta de prestigio con sus películas independientes, terminó siendo “un dolor de cabeza” para Roman Polanski. Varios años después, Redford y Polanski se enfrentaron por el Oscar al mejor director. Ganó el primero por su debut, Gente corriente (Ordinary People) (1980). Fue un año muy reñido pues además de ellos dos, Polanski era candidato por Tess, también estaban Martin Scorsese (Toro sañvaje) y David Lynch (El hombre elefante).

Robert Redford es junto con Warren Beatty, Clint Eastwood, Mel Gibson, Richard Attenborough y Kevin Costner, una de las seis personas que han ganado un premio de la Academia al mejor director, aunque son principalmente conocidos como actores. Y junto con Delbert Mann, Jerome Robbins, James L. Brooks, Kevin Costner y Sam Mendes, uno de los seis que han ganado el Oscar por su debut como directores. En cualquier caso, la Academia de Hollywood no fue amable con él. Le dieron uno honorífico en 2002 tras ganarlo como director en 1980 y haber estado nominado solo una vez como actor, por El Golpe (1973). También fue candidato como director y productor por Quiz Show (1994). En total, solo cuatro candidaturas para una de las más grandes estrellas de la historia del cine.

Sin embargo, a lo mejor hubiera tenido una nominación más como actor si hubiera aceptado el papel del abogado Frank Galvin en Veredicto final (The Veredict) (1982). A Redford le llegó el guion tras rechazarlo Frank Sinatra, pero abandonó el proyecto porque exigió cambios en la historia, sobre todo que se rebajara un poco ese ambiente tan pesimista y esa imagen del protagonista como un absoluto perdedor. El director Sidney Lumet se mostró consternado por las exigencias de Redford y le ofreció el proyecto a Paul Newman, que consiguió su sexta candidatura al Oscar como actor protagonista (ganaría por fin el premio en la séptima).

Redford y Kubrick juntos hubiera sido algo grande de ver. Dos genios, dos gigantes del cine en una superproducción como Barry Lyndon (1975). Efectivamente, el actor fue la primera elección del exigente cineasta. Incluso llegaron a un acuerdo. Pero inexplicablemente, Redford terminó abandonando para hacer en su lugar El carnaval de las águilas (The Great Waldo Pepper). Barry Lyndon pasó a la historia del cine con los rasgos de Ryan O’Neal.

También estuvo cerca de otro personaje mítico de las pantallas: nada menos que Michael Corleone. El padrino (The Godfather) (1972) fue un proyecto complejo y apasionante, tanto que hasta hay una serie dedicada a su creación (The Offer, de SkyShowtime). Para ser el hijo destinado a heredar el imperio del crimen de Don Vito Corleone se barajaron los nombres de Warren Beatty, Alain Delon y Burt Reynolds. El jefe de producción de Paramount, el legendario Robert Evans, sugirió a Redford. Pero Coppola estaba empeñado en un joven actor de Broadway llamado Al Pacino. La serie recoge este conflicto en el episodio primero. Matthew Goode es Evans, Anthony Ippolito interpreta a Pacino, Dan Fogler es Coopola, Brandon Sklenar (actor que será una estrella gracias a la película La Asistenta) es Burt Reynolds y Billy Magnussen interpreta a Redford.

Más actores nominados al Oscar: George Segal como secundario por ¿Quién teme a Virginia Woolf? (Who’s Afraid of Virginia Woolf?) (1966), Dustin Hoffman por El graduado (The Graduate) (1967) y Ryan O’Neal por Love Story (1970). Los tres proyectos pasaron antes por Redford.

No un Oscar, pero sí más popularidad le hubiera dado ser el frío asesino a sueldo de Chacal (The Day of the Jackal) (1973) que después del no de Redford terminó en manos del inglés Edward Fox.

Más curiosa es la historia de El hombre que pudo reinar (The Man Who Would Be King) (1975). Un viejo proyecto de John Huston según un relato de Rudyard Kipling que el gran cineasta quiso llevar al cine en diferentes etapas de su carrera. Primero con Humphrey Bogart y Clark Gable. Luego con Peter O’Toole y Richard Burton. Cuando Huston retomó la idea en la década de 1970 pensó en la pareja masculina más famosa del momento: Newman y Redford, que arrasaban con El Golpe (1973). Pero Newman no estaba convencido de que su amigo y él fueran la elección adecuada e hizo algo inusual en un actor, recomendó al director los dos nombres que él consideraba perfectos como protagonistas: Sean Connery y Michael Caine.

Aunque poca gente sabe que Redford le debe su carrera, o parte de su carrera, a la gran actriz Joanne Woodward, esposa de Paul Newman. Cuando se preparaba Dos hombres y un destino (Butch Cassidy and the Sundance Kid) (1969), la mitad del problema estaba solucionado con Paul Newman confirmado como Butch Cassidy. Faltaba la otra parte. ¿Quién sería Sundance Kid? Warren Beatty y Steve McQueen fueron considerados, hasta que Joanne sugirió a Redford, en ese momento un joven actor con mucha televisión a sus espaldas y un éxito: la obra de Neil Simon Descalzos por el parque (Barefoot in the Park), que había protagonizado en Broadway en 1963 y en el cine en 1967.

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