Ripley: Una historia perfecta para un crimen perfecto

Cuenta Patricia Highsmith que una tarde estaba en un hotel en Positano asomada a la ventana de su habitación cuando vio a un hombre caminando solo por la playa. Así nació Tom Ripley, el hombre que siempre se sale con la suya.

La escritora apunta en la novela El talento de Mr. Ripley, la primera de las cinco que escribió sobre el personaje, publicada en 1955, que su protagonista tiene 26 años. 

Maurice Ronet y Alain Delon en la película de 1960

Alain Delon tenía 23 años cuando interpretó a Tom Ripley en A Pleno sol (1960), la presentación del personaje en el cine. El actor francés cumplió los 24 un mes después de finalizar su trabajo en la película de René Clément. Matt Damon cumplió 28 en pleno rodaje de El talento de Mr. Ripley (1999), la estupenda segunda adaptación al cine de la novela de Highsmith.

Matt Damon y Jude Law en la película de 1999

¿Qué hacemos entonces con Andrew Scott, de 47 años y el tercer actor que hace de Tom Ripley en una adaptación de la primera novela?

Alguien podía pensar que es un monumental error de casting elegir a alguien de esa edad para interpretar un personaje que la escritora creó e imaginó con 26 años. Pero no lo es. Lo peor que han dicho del actor inglés después de la serie Ripley es “fenomenal”, “brillante” y “maquiavélico”, justo lo que es el personaje, porque ya sabemos que Tom Ripley siempre “trata de pensar en lo peor antes de que ocurra, que no es exactamente lo mismo que ser pesimista”, como dice Highsmith en la novela El juego de Ripley. 

Dennis Hopper tenía 41 años cuando hizo de Ripley en El amigo americano (1977) y John Malkovich 49 cuando se metió en la piel del personaje en El juego de Ripley (2002), pero ambas películas estaban basadas en la tercera novela de la serie, publicada en 1974 y con Ripley ya en la treintena, según indica en sus páginas la propia Highsmith.

Andrew Scott nació en Irlanda en 1976, es conocido por sus papeles de Jim Moriarty en la serie de televisión Sherlock (2010) y el de The Priest en Fleabag (2019), por su excelente y premiada carrera teatral y por películas como la aventura de James Bond Spectre (2015) y el drama intimista Desconocidos (2023).

Zaillian sólo había visto al actor en tres trabajos “y en uno de ellos ni siquiera lo vi”, había escuchado su voz (porque no sale físicamente) en el thriller de suspense Locke (2013), rodada dentro de un coche con Tom Hardy conduciendo mientras habla con diferentes personajes. “Era sólo una voz al teléfono, pero creó un personaje realmente interesante solo con eso”. Los otros dos eran, claro, Fleabag y su Moriarty. Zaillian no necesitó más, con esas tres interpretaciones pensó que estaba ante un actor que era capaz de hacer cualquier cosa. “Esos personajes eran tan diferentes entre sí que sentí que estaba ante nuestro Tom, alguien que puede ser encantador en Fleabag y tan amenazador como Moriarty es alguien que debía tener en cuenta para ser Tom Ripley. Así lo hice y no me decepcionó”.

Pero, además de saltarse la edad del personaje, ¿qué tiene esta serie de ocho episodios creada por Steven Zaillian para que resulte tan fascinante?

Ripley es un viejo sueño de Zaillian. El mismo año 1993 en que debutó como director con En busca de Bobby Fischer ganaba el Oscar al mejor guion adaptado por La lista de Schindler. Ya había sido candidato por Despertares (1991) y lo volvería a ser por los guiones de Gangs of New York (2003), Moneyball (2012) y El irlandés (2020). Pero el viejo sueño del cineasta era otro: adaptar la novela El talento de Mr. Ripley, publicada en 1955, dos años después de que él naciese en Fresno, California. Aunque la historia ya había sido llevada a la pantalla en dos ocasiones anteriores, el objetivo de Zaillian era hacer algo distinto. 

“He querido hacerlo desde que leí por primera vez la novela, en los años 80, cuando ya se había hecho A pleno sol (1960) pero todavía no El talento de Mr. Ripley (1999). Sinceramente creo que es uno de los grandes personajes y una de las grandes historias que se pueden contar una y otra vez. La gente parece olvidar que la película de 1999 protagonizada por Matt Damon fue en sí misma una libre versión. Me gusta, pero nunca la consideré como la única. Lo que de verdad cuenta para mí es la novela. Empecé y terminé con ella”.

La gran aportación de Zaillian son las ocho horas. El formato miniserie. “Esa es la idea que más me atrajo porque no estaba interesado en hacer otra adaptación cinematográfica. Otra cosa muy distinta era la posibilidad de tener ocho horas para contar esta historia”. 

El cineasta es el guionista y director de los ocho episodios. “No me lo imaginé de otra forma porque la consistencia de la historia, las voces y el tono, y todo lo relacionado con la serie, tenía que ser igual. No podía cambiar de un episodio a otro. Eso me permitió pensar en el proyecto como un todo”.

Zaillian incluso confiesa que no escribió el guion pensando en los ocho episodios. “Para mí es un guion de 500 páginas. Como una película muy larga”. 

Lo que Zaillian cuenta en ocho horas, René Clément lo hizo en 1 hora 58 minutos y Anthony Minghella en 2 h 19 minutos. “Cualquier historia puede contarse en dos horas. Yo mismo es lo que estoy acostumbrado a hacer. Pero en este caso particular, sentí que el personaje era lo suficientemente complicado e interesante como para llevar sobre sus espaldas una trama de ocho horas. Además, eso me permitió profundizar en aspectos del libro que las películas no trataron por tiempo. Por ejemplo, el personaje del inspector Ravini, bastante superficial en las anteriores películas, pero que me encanta. Me gusta mucho ese juego del gato y el ratón que tiene con Tom Ripley y me encantó poder dedicarle tiempo”.

El actor italiano Maurizio Lombardi es el inspector Pietro Ravini

Una película de ocho horas y en blanco y negro. Quizá demasiado para los tiempos actuales, pero así es como lo quería hacer Zaillian, que dirigió su segunda película en 1998, el thriller judicial con John Travolta A Civil Action. La tercera, y por ahora última, fue el drama político Todos los hombres del rey (All the King’s Men) (2006), una nueva adaptación de la novela de Robert Penn Warren ganadora del premio Pulitzer, ya llevada al cine en 1949. Una película excelente que se merece una segunda oportunidad porque fue recibida en su momento con total indiferencia (a pesar de un reparto de ensueño: Sean Penn, Jude Law, Kate Winslet, Anthony Hopkins, Mark Ruffalo, Patricia Clarkson y James Gandolfini).

Zaillian se ganó cierto prestigio con sus tres largometrajes como director, pero como guionista era una auténtica estrella. Todos le querían. Phillip Noyce para Peligro inminente (1994), Brian de Palma para Mission: Impossible (1996), Ridley Scott para Hannibal (2001), American Gangster (2007) y Exodus: Dioses y reyes (2014), Sydney Pollack para La intérprete (2005) y David Fincher para Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres (2011).

Cuenta Brian de Palma que el primer guion que le enviaron de Mission: Impossible (1996), firmado por el matrimonio Willard Huyck y Gloria Katz (autores de la célebre American Graffiti. 1973), no le gustó nada, ni a él ni a nadie, “así que les dije a los productores que me dejasen irme unos días con Steven Zaillian a ver qué podíamos sacar de ahí. Zaillian y yo nos inventamos toda la historia de Mission: Impossible”.

El poder de Zaillian debía servir para algo, así que los productores le dijeron que sí a todo cuando presentó lo que quería hacer con Ripley: ocho horas y en blanco y negro. “Cuando Patricia escribió la novela, si imaginó su adaptación cinematográfica, lo hubiera hecho en blanco y negro. La portada del libro que yo tengo está en blanco y negro, así que mientras lo leía, tenía en mente que fuera así. También sentí que esta historia, la que ella contó, la que yo quería contar, era bastante siniestra y oscura. Simplemente no podía imaginar que tuviera lugar en un hermoso escenario italiano con cielo azul brillante, vestuario colorido y cosas así».

Precisamente, esos colores, ese sol y esos cielos azules están en las otras dos adaptaciones de la novela, con unos resplandecientes y atractivos Alain Delon, Maurice Ronet, Marie Laforêt, Matt Damon, Gwyneth Paltrow y Jude Law navegando por la idílica costa italiana, bronceados, gafas de sol y miradas de deseo. En el Ripley de Zaillian hace mal tiempo, es invierno y todo es bastante oscuro. “La historia en sí es bastante siniestra. No es imposible, pero sí difícil, fotografiar Italia en verano y en color sin que parezca una postal. Filmamos en invierno; Toda la historia tiene lugar durante el invierno. No quería cielos azules; Quería cielos nublados, lluvia y calles relucientes. Tuve ese look en mente desde el principio; así lo imaginé. ¿Por qué? No lo sé. Quizás por la época (1960), por la historia, no muy diferente a una de cine negro… En fin, que el blanco y negro parecía una elección natural”.

En ese punto hay que destacar la labor extraordinaria del director de fotografía Robert Elswit, Oscar por Pozos de ambición (There Will Be Blood) (2007) y nominado por el drama también en blanco y negro de George Clooney Buenas noches y buena suerte (2005). 

Elswit es un experto en fotografiar historias sobre relaciones inquietantes y malsanas, como Malas influencias (1990), La mano que mece la cuna (1992), Asesinato en 8 mm (1999), Nightcrawler (2014) y la excelente serie también de ocho episodios The Night Of (2016), el cuarto trabajo como director de Zaillian y su glorioso debut en la televisión. 

Gracias a Elswit, Ripley se presenta ante nuestros ojos como una fascinante “combinación de cine negro y La Dolce Vita”, en palabras del propio Zaillian.

Lo de Zaillian es una proeza (que le dejaran rodar en blanco y negro) porque otros cineastas con incluso más poder y prestigio no lo han conseguido. Por ejemplo, David Fincher. Cuando le ofrecieron llevar a la pantalla la novela de James Ellroy La Dalia Negra, Fincher contestó que él veía el proyecto en blanco y negro y en formato miniserie. Le dijeron que ni hablar y contrataron a Brian de Palma que hizo una película para cines y en color que no valía nada (o por lo menos, muy por debajo del potencial que ofrecía el material de Ellroy). 

En Todos los hombres del rey (All the King’s Men) (2006), la tercera y hasta ahora última película como director de Zaillian, Jude Law interpreta a Jack Burden, un periodista de Louisiana que es testigo en la década de 1950 del ascenso del político populista Willie Stark (Sean Penn), bajo cuyas órdenes termina trabajando en la campaña para gobernador. Toda la película es en color, pero Zaillian cambia al blanco y negro en la escena clave del atentado, unos minutos que conectan al Dickie Greenleaf de la película de Anthony Minghella, Jude Law en blanco y negro, con el nuevo Ripley de Zaillian.

No hay ni rastro ni mención en la novela de la Camorra napolitana, que sí hace acto de presencia en esta serie. Ripley hace negocios con un tipo del pueblo de Atrani, cerca de Nápoles, en la Costa Amalfitana, que según parece pertenece a la Mafia. Con el protagonista vamos y venimos de esta localidad de la provincia de Salerno: en tren a Nápoles y vuelta a Atrani en autobús. En tren a Roma al hotel Excelsior o a San Remo o hacia Palermo. Cortina sale mucho en las conversaciones porque Dickie quiere pasar allí las navidades y Venecia aparece majestuosa acompañada de los acordes de la inolvidable Jazz Suite No. 2: VI. Waltz 2, de Dmitri Shostakovich, que también sonaba en Eyes Wide Shut (1999).

En la novela, el pueblo donde viven Dickie y Marge se llama Mongibello, un lugar inventado por la escritora que podía ser cualquier lugar costero de Italia.

En una portada de una revista vemos a Sophia Loren porque estamos en la década de 1960 y alguien nombra a Peggy Guggenheim, que va a dar una fiesta en su Palazzo Vernir dei Leoni frente al Gran Canal. A finales de 1940 la coleccionista y mecenas de arte norteamericana se instaló en Venecia y allí se quedó hasta su muerte en 1979. Ese es el nivel de la serie, que se apunta a la moda del true crime cuando vemos cómo Tom Ripley entra en la alta sociedad italiana porque está metido en un oscuro asunto de crimen y desapariciones. El true crime fascina y Ripley se ha hecho famoso, sale en los periódicos. Y no hay que olvidar que la gente lee la sección de sucesos “para olvidarse de sus aburridas vidas”, según dice el propio protagonista.

En la novela, Patricia Highsmith manda a Ripley a Venecia y nos explica que “había evitado ir a Venecia solamente por el temor de llevarse una desilusión al verla, pensando que sólo los sentimentales y los turistas americanos eran capaces de entusiasmarse con la ciudad”.

La figura del pintor italiano Caravaggio (1571-1610) no se nombra en la novela, pero en la serie tiene un papel fundamental y su fantasma está presente por todas partes. 

Zaillian recuerda que la primera vez que viajó a Italia fue a un pequeño museo en Perugia y se quedó mirando un cuadro que le había llamado la atención. “No había nadie en la habitación excepto un guardia de seguridad y yo. Como permanecí más tiempo del habitual delante de esa pintura, el guardia se acercó y me dijo exactamente lo que le dice el sacerdote a Ripley en la iglesia: “La luce, semper la luce”. Entonces comencé a buscar todos los Caravaggios que había en Italia. En el guion se convirtió en una especie de leitmotiv porque me pareció que Tom podía ser alguien que aprecia el arte”.

En la novela se nombra a Da Vinci y El Greco, Ripley compra un libro sobre Van Cogh y antes de viajar a Roma pasa por Lyon y Arles para “admirar los lugares pintados por Van Cogh”.

Ripley fascinado con Caravaggio: “La luce, semper la luce”.

Sin embargo, Zaillian consideró que Ripley podía ser perfectamente el tipo de persona que se sentiría más atraída por Caravaggio, sus luces y sombras (en 1606 asesinó a un hombre en una pelea) y por el dramatismo de sus cuadros. Y de ahí a la gran idea: meter a Caravaggio como personaje en una breve escena. “Tenemos a estos dos tipos (Ripley y Caravaggio), con 350 años de diferencia, bebiendo una copa de vino después de haber matado a alguien. Me encanta esa conexión”. 

Para el director, Ripley no solo es un enamorado del arte (más bien se convierte en un enamorado del arte a lo largo de la trama) también es alguien que se transforma en otra persona, y ese es otro de los motores tanto de la novela como de la serie. “Es algo que sucede todo el tiempo, ahora y a lo largo de la historia. Estamos extrañamente fascinados con ello. Quiero decir, ¡vemos casos todo el tiempo! Me acuerdo de un artículo de hace unos meses titulado “The Talented Sr. Santos”. 

Nota: El artículo se publicó en enero de 2023 en la página web The Berkshire Edge, hablaba de un político estadounidense del partido Republicano que se inventó muchos aspectos de su vida y de su carrera profesional y empezaba así: “Parece que la verdad, si no más extraña que la ficción, no está muy lejos. Consideremos la extraña pero verdadera historia de George Anthony Devolder Santos”.

Eliot Summer es el inquietante Freddie Miles

Zaillian considera a este tipo de personajes “fascinantes. Lo son para mí y espero que también para otras personas”. Como fascinante es el personaje de Freddie Miles (más bien, por cómo lo interpreta Philip Seymour Hoffman en la película de 1999). El director era muy consciente del excelente trabajo del desaparecido actor. Por eso se fue al otro extremo, algo que no tuviese nada que ver con lo que había hecho Hoffman. Y entonces apareció Eliot Summer, actor y músico no binario que lo mismo hace papeles de hombre que de mujer. Es hijo del cantante Sting y retrata al siniestro Miles como “un inglés muy observador y arrogante”. Eliot es vocalista de la banda I Blame Coco y si le buscas le encuentras como un guarda de Spectre en Sin tiempo para morir (2021).

200 actores se presentaron al casting y “la mayoría de ellos interpretaron el papel tal y como aparece en la novela y otros trataron de copiar a Philip Seymour Hoffman. Eliot hizo algo completamente diferente, sofisticado, tranquilo y británico. Y pensé: Esto es todo. ¿Por qué Freddie Miles no puede ser la persona más sofisticada de la historia? Nuestro Freddie lo es, y eso lo convierte en una amenaza aun mayor para Tom, más que si se presentara como un estadounidense ruidoso y desagradable”.

El gato del la portería, testigo privilegiado de un crimen

Precisamente en el episodio 5, titulado Lucio, que es el nombre del gato de la portera del edificio de Roma donde Ripley alquila un lujoso apartamento, Miles y Ripley se ven las caras por última vez. La visita de Freddie, con el gato de testigo (ya hay quien pide un premio para el animal por lo acertado que está intercambiando miradas con Ripley), el ascensor, la portería, es un auténtico prodigio, una película independiente dentro de la serie. Zaillian cuenta que tenía guardada una pequeña nota garabateada en un Post-it que decía: «Es más fácil matar a alguien que deshacerse del cuerpo». Y eso es lo que quiso mostrar en Lucio. “Incluso deshacerse de un cuerpo que está tumbado en un pequeño bote es complicado. Tenía la oportunidad de probar algo que siempre había querido hacer: mostrar en tiempo real lo difícil que es deshacerte de un cuerpo. En los guiones de los episodios tres y cinco, esas secuencias tienen aproximadamente 35 páginas”. Como Alfred Hitchcock en la escena de la granja de Cortina rasgada (1966) pero a lo bestia. 

Lucio dura una hora, 60 minutos al más puro estilo Hitchcock. Una vez más, en ese episodio se puede conectar al director maestro del suspense con la escritora maestra del suspense. Brian Moore, guionista de Cortina rasgada, comentó sobre la mítica escena en donde el profesor Michael Arnstrong (Paul Newman) y una granjera de Alemania del Este (Carolyn Conwell) asesinan a Hermann Gromek (Wolfgang Kieling), un agente de la Stasi. En unos angustiosos minutos, entre los dos le golpean con una pala, le apuñalan y le meten la cabeza en un horno con gas: “En este punto creo que se pasó de la raya (Hitchcock) desarrollando la escena del asesinato. Fue mucho más lejos de lo que creo que debiera haber ido”. Donald Spoto recuerda en su famosa biografía del cineasta: “Mucha gente que ha visto Cortina rasgada recordará el brutal y lento asesinato que termina con los dedos de la mano de un hombre retorciéndose espasmódicamente mientras su cabeza es metida en un horno de gas hasta que muere”.

Paul Newman, Carolyn Conwell y Wolfgang Kieling

En el octavo y último episodio aparece Reeves Minot, un personaje clave en la saga literaria de Ripley. A Minot le conocemos en la segunda novela de la serie, La máscara de Ripley (Ripley Underground) (1970), y es un oscuro personaje que hace negocios nada limpios con el protagonista, trapicheos varios. Luego vuelve a aparecer en la tercera novela, El juego de Ripley (Ripley’s Game) (1974), donde le vemos planeando cómo puede matar a un sicario italiano enviado por la mafia para entrar en el negocio del juego ilegal en Hamburgo.

No sale en la primera novela, pero Zaillian lo mete en la trama con la vista puesta en temporadas futuras. El director reconoce que la elección de John Malkovich para interpretar al escurridizo Reeves Minot se puede entender de muchas maneras. Como un cameo diseñado para mantener la puerta abierta a una segunda temporada. También con Malkovich convertido en el gran fichaje para futuras temporadas. Al fin y al cabo, es el Tom Ripley de Liliana Cavani en la película de 2002, -adaptación de El juego de Ripley (Ripley’s Game) donde Reeves era el actor Ray Winstone-. “Es perfecto. Y además fue todo tan sencillo como escribirle y decirle: «John, puede ser divertido y espero que, si alguna vez hay otras, si adaptamos más novelas de la saga, querrás estar en ellas. Y él dijo: «¡Sí!”.

Otro que se apuntó encantando al viaje fue el cineasta Kenneth Lonergan, Oscar por el guion de Manchester frente al mar (2017), película que también dirigió, y amigo de Zaillian desde que ambos colaboraron en el guion de Gangs of New York (2003). Lonergan interpreta a Herbert Greenleaf, el padre de Dickie (Johnny Flynn). “Le conozco desde hace varios años y siempre me han gustado sus interpretaciones en sus propias películas (aparece en las tres que ha dirigido, Puedes contar conmigo en 2000, Margaret en 2011 y Manchester frente al mar en 2016)”. El director tenía muy claro cómo quería que fuera el Sr. Greenleaf. “No como el típico rico aristocrático. Quería a alguien que se sintiera más como un trabajador que se ha ganado con esfuerzo su dinero. Eso sería más significativo en términos de la historia. Fue simplemente: «Oye Ken, tal vez quieras hacer esto». 

Tom Ripley (Andrew Scott), Dickie (Johnny Flynn) y Freddie Miles (Eliot Summer)

Highsmith era una maestra a la hora de retratar a personas normales, en circunstancias normales a las que les pasa cosas extraordinarias. Zaillian recuerda que hay cuatro libros más “y son realmente buenos. Pero mi pregunta es: ¿quiero dedicar cinco años más de mi vida a este proyecto? Tendría que pensarlo. Pero en términos de la evolución del personaje, sí, creo que hay mucho más material. Tom Ripley pasa por muchos cambios a lo largo de los cinco libros y todos son interesantes, así que sí, absolutamente. Y también se han hecho películas sobre los otros libros. Entonces, si se dan las circunstancias adecuadas, ¿por qué no?”.

Ripley se puede ver en Netflix

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