Perdidos en los canales de Venecia 

(L-R): Riccardo Scamarcio as Vitale Portfoglio and Kenneth Branagh as Hercule Poirot in 20th Century Studios’ A HAUNTING IN VENICE. Photo by Rob Youngson. © 2023 20th Century Studios. All Rights Reserved.

John Baxter (Kiefer Sutherland) corriendo aterrorizado por los canales de Venecia mientras una vidente le intenta avisar del peligro y una ¿niña? con un chubasquero rojo salta de barca en barca como si estuviese en un juego macabro para terminar escondiéndose en un palacio abandonado al borde de un canal. Es Amenaza en la sombra (Don’t Look Now) (1973), una de las mejores películas de terror de la historia del cine. El director Nicolas Roeg utilizó un relato corto de la escritora Daphne Du Maurier para construir una inquietante y sobrecogedora historia con Venecia, una vidente y el fantasma de una niña. Los mismos elementos con los que juega Misterio en Venecia. 

«Nuestro objetivo siempre fue tratar de provocar en el público un nudo en el estómago y dejarle al borde del asiento. Queríamos llevarlos a Venecia y darles la emoción indirecta de estar en esta ciudad realmente hermosa, laberíntica y electrizante», cuenta Branagh. Sabemos que Agatha Christie visitó por lo menos una vez Venecia. Fue en septiembre de 1930, durante su Luna de Miel con el arqueólogo Max Mallowan, su segundo marido. La pregunta es por qué la escritora no ambientó ninguna de sus obras en la ciudad de los canales, como sí hicieron otras damas del crimen, el caso de Daphne Du Maurier y años después Patricia Highsmith en la fabulosa Those Who Walk Away (El juego del escondite).

Colin y Mary (Rupert Everett y Natasha Richardson) completamente desorientados, perdidos por las callejuelas de Venecia, sin haber cenado, se dirigen como embrujados al siniestro palacio de Robert (Christopher Walken) y Caroline (Helen Mirren). Esto ocurre en El placer de los extraños (The Comfort of Strangers) (1990), una de las películas más inquietantes y perturbadoras de la historia del cine.

“No hay nada más embrujado que un palacio veneciano y la ciudad simplemente requiere niebla y máscaras, y esa sensación espeluznante de arrojar un cuerpo al río. Queríamos aprovechar y utilizar el miedo inherente, la magia y el brillo de Venecia para crear una noche de Halloween inimaginablemente aterradora”, nos apunta con entusiasmo Michael Green, el encargado de adaptar al cine la novela Las Manzanas y convertirla en Misterio en Venecia.

“Cuando hablábamos sobre la historia, la palabra Haunting (algo así como inquietante, hechizante, embrujador) se repetía constantemente, por lo que terminó en el título. Embrujar puede significar muchas cosas. Puedes ser perseguido por un espíritu, también puedes ser perseguido por tu pasado. Te pueden atormentar las ideas, te puede atormentar la oscuridad. Curiosamente, Poirot es todas esas cosas. En esta película, se debate si cree en lo sobrenatural. Pero al mismo tiempo, es un hombre atormentado por todo lo que ha pasado y por todos los asesinatos que ha visto. La muerte está tan presente en su vida que, sean reales o no, los fantasmas los oye por la noche y los ve durante el día, lo que hace que su vida sea muy difícil de vivir”.

Judy Hofflund, productora de esta película y de las dos anteriores, sabe mucho de historias inquietantes, de cine oscuro y tenebroso. Ella ha estado detrás de las magníficas Asesinato en 8 mm (8MM) (1999) y La habitación del pánico (Panic Room) (2002) y cuenta que desde el principio la idea era hacer una película espeluznante y aterradora de Agatha Christie que se estrenara antes de Halloween. “Esa combinación de cosas me pareció realmente emocionante”.

Y hay más, Misterio en Venecia es tan diferente a la novela que los fans de toda la vida pueden tener la experiencia de encontrarse con una nueva historia de Agatha Christie. Y Green va más lejos: «El final definitivamente los sorprenderá».

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