Madrid , EXT.

29 de agosto de 2025 en cines

Dirigida por Juan Cavestany

Por qué hay que verla

Una película sinfónica sobre Madrid, dirigida por Juan Cavestany, con música de Guille Galván, compositor y músico de Vetusta Morla y escritor.

Un ensayo fílmico sobre la utopía de la ciudad y el paso del tiempo, de sus transformaciones y sus contradicciones.  Es un homenaje a Madrid a modo de gran archivo visual y sonoro de sus habitantes y localizaciones donde se cruza comercio y fauna, arquitectura y señoras, mercerías y poetas, constructores y destructores de la ciudad…

Madrid como nunca se ha visto/oído.

La propia esencia del proyecto, a caballo entre el documental y el experimento visual, requiere una vida singular, más allá de las salas de cine. De este modo, tras su estreno comercial en salas, se irán sucediendo algunas proyecciones en espacios singulares que se irán anunciando puntualmente: “museos, terrazas, mercados, barrios… que es de donde salió la película y donde me gustaría volver a dejarla. Donde la encontré, dando las gracias después de haberla tomado prestada,” propone Cavestany.

Surgida como una suerte de “cara B” de la película colaborativa “Madrid, INT.”, Cavestany se planteó este proyecto movido por la necesidad de “redescubrir” la ciudad tras la pandemia.  “Filmar qué había quedado y qué pinta tenía el futuro inmediato. (…) Me movía una nostalgia por Madrid, un anhelo de lo que recordamos como “más bonito”, pero con la precaución de la nostalgia fácil. No todo tiempo pasado fue mejor. Perseguía también una idea fantasiosa: ¿cómo sería combinar la ambición de un gran documental sinfónico con la bajada a tierra del testimonio encontrado casi al azar?” afirma.

¿A qué suena Madrid? ¿Cuál es su ritmo interno? ¿Cómo puede ser ordenado y reinterpretado?

Hace cuatro años arranca este rodaje/indagación, vagando por la ciudad con una cámara y acumulando cientos de horas e imágenes a las que Guille Galván ha ido poniendo música para componer una sinfonía poliédrica y sorprendente.  Una suerte de banda sonora de la ciudad, en la que la música se mezcla con los sonidos de la propia ciudad.  Una música que parte de la observación, la escucha y la investigación de los lugares y los barrios…  y que se publicará también en formato discográfico.

“Tenía que construir la banda sonora no de una ciudad existente sino de su experiencia, subjetiva y única”, dice Guille Galván. “No se trataba de hacer arqueología ni folklore, sino de armar a través de la música y el sonido, la forma de mirar esa ciudad, de quererla y respetarla. Para ello he tratado de lavar el ruido para obtener sus pepitas de oro: las pistas de sonido, del afilador, las churrerías, las máquinas tragaperras, el metro…”.

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