Netflix se supera con dos obras maestras en el mundo de las series: Mi reno de peluche y El caso Asunta.

Mi reno de peluche (Baby Reindeer) es una producción británica. El caso Asunta es española. Ambas están basadas en hechos reales y ambas hablan de mujeres trastornadas.

La actriz de cine, teatro y televisión Jessica Gunning interpreta en Mi reno de peluche a Martha Scott, una joven que dice ser abogada y un buen día entra en un pub y el amable camarero la invita a un té. Lo que sigue a continuación es una pesadilla mucho más real que Atracción fatal (1987) y con una protagonista a la altura de la Annie Wilkes de Kathy Bates en Misery (1990).

Candela Peña interpreta en El caso Asunta a Rosario Porto, la abogada acusada, y finalmente condenada, de matar a su hija adoptiva de doce años en colaboración con su ex marido. Si los silencios, las miradas y la inquietante risa de Jessica Gunning haciendo de Martha Scott son aterradores, los de Candela como Rosario son tremendamente perturbadores. Las dos actrices nos ofrecen interpretaciones con tantos matices y tan profundas que se merecen todos los premios de este año. Cecil Beaton decía de Rex Harrison que «Cada detalle de su trabajo lo encara con la gravedad de un físico nuclear a punto de manejar ciclotrón». Ese es el nivel de estas dos actrices superdotadas.

Ellas, Candela y Jessica, se llevan todos los honores, pero no podemos dejar de lado a Tristán Ulloa, en el papel de Alfonso Basterra, ese padre que se presenta como un misterio dentro de un misterio, y Richard Gadd, el alma de Mi reno de peluche como productor, guionista y protagonista, el cómico que un buen día decidió contar lo que le pasó en el momento en que una mujer con sobrepeso entró en el pub donde trabajaba como camarero. Gadd se interpreta a sí mismo. En la serie es Donny Dunn, comediante amateur y camarero ocasional que sufre acoso y abuso durante años. Su historia real fue primero obra teatral y luego guion para una serie. “Al principio, todos en el pub pensaron que era gracioso que tuviera una admiradora. Luego ella comenzó a invadir mi vida, siguiéndome, apareciendo en mis conciertos, esperando a las puertas de mi casa, enviándome miles de mensajes de voz y correos electrónicos”. En la serie, desde agosto de 2015 hasta marzo de 2017, en total unos 40.000 mails.

El caso de Daniel Sancho se convertirá en serie de ficción en unos años. Estamos en plena fiebre del True Crime y la industria española (sobre todo por El cuerpo en llamas y El caso Asunta) está al nivel de Estados Unidos. Candela Peña ha dicho durante la promoción de la serie que «yo ahora me pararía a pensar cómo reaccionamos frente a un caso como el de Asunta o a lo de Sancho, por ejemplo. O sea, como sociedad creo que deberíamos ser responsables. Ni el peor acto que hace alguien le define. Cada persona es como un libro y, si nos tomáramos la molestia de saber lo que hay detrás, entenderíamos mucho más a esa persona”. El capítulo seis y último de El caso Asunta está dedicado al juicio y ya podemos decir que esa hora aproximadamente es lo mejor que ha hecho la ficción española en un tribunal, manejando todas las piezas: acusados, testigos, fiscal, abogados, público, juez y el jurado popular.

Richard Gadd / Donny Dunn es un cómico a ratos patético que no llena ni un bar de mala muerte, vive en la casa de su ex suegra, invita a Martha a un té y se considera «un imán para todos los chalados». En el episodio seis, cuando la situación ha sobrepasado todos los límites y Dunn ya nos aguanta más porque su vida se ha ido literalmente al infierno suena de fondo la canción I Started a Jake, de los Bee Gees. En ese momento ya estamos como él, hundidos en su pesadilla, como también nos hundimos en la pesadilla de la desaparición de un niña china, de unos padres sospechosos, un cadáver en un bosque y un misterio que es como La huella del crimen pero a lo bestia.

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