Mickey Rourke, quién le ha visto y quién le ve en The Palace

Se podía haber convertido en una de las más grandes estrellas de la historia del cine. No es exagerado. Mickey Rourke era como Brando, o como James Dean, o incluso como Paul Newman. Tenía algo de cada uno de ellos. Era un rebelde. Una gozada para las entrevistas porque no se cortaba un pelo y lanzaba sabrosos titulares. Y era, sobre todo, un grandísimo actor.

Mickey Rourke en 9 semanas y media y en The Palace

Hay que recordar que Mickey Rourke rodó seguidas Fuego en el cuerpo (1981), donde le enseñaba cómo hacer explosivos a William Hurt, Diner (1982) y La ley de la calle (1983), ambas canteras de futuras estrellas y, sobre todo, Manhattan Sur (1985), 9 semanas y media (1986) y El corazón del ángel (1987), tres estupendos «artefactos» para hacer del actor una grandísima estrella, cada una de esas películas por razones diferentes.

Pero algo pasó después y Rourke, de tanto despotricar, de tomarse en serio su papel de rebelde oficial de Hollywood, de atacar a la industria, de insultar y amenazar, fue poco a poco cayendo al vacío, a la nada, al desprecio de Hollywood. Cierto que Darren Aronofsky le rescató con El luchador (2008), papel que le valió su primera y única hasta la fecha nominación al Oscar, pero sirvió de poco.

Rourke tiene 71 años y ahora Roman Polanski le ha llamado para interpretar en The Palace a un tipo gruñón y protestón que no hay quien lo aguante. En una escena de la película alguien comenta que es «horrible lo que el dinero les hace a las personas». Nosotros podíamos añadir que es horrible lo que la cirugía les hace a ciertas personas.

Aunque, como Sydney Rome en otro sentido, por lo menos él también sabe reírse de sí mismo.

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