Stephen Lowry se ha quedado viudo. Su mujer, diez años mayor que él y millonaria, no era de trato fácil, por eso todo apunta a que no la va a echar mucho de menos en la lúgubre mansión de Londres donde vive, aunque un retrato de la mal encarada dama preside el salón para recordarle que, pese a todo, sigue ahí. El señor Lowry puede hasta sentirse aliviado, aunque le puede caer una condena por asesinato. La señora ha sido envenenada, y solo una persona lo sospecha: la joven doncella Lily Watkins, que ha visto unas ratas muertas en el sótano y un frasco sospechoso y sólo ha tenido que encajar las piezas.
Pasos en la niebla (Footsteps in the Fog) (1955) es una historia malsana y feroz en su retrato de estos dos personajes tan retorcidos. Es un melodrama de “Luz de Gas”, como se llaman este tipo de historias a raíz de la famosa obra de Patrick Hamilton. Parece que estamos en Manderley con el fantasma de Rebeca, pero esto es otra cosa. Stephen Lowry no es Maxim de Winter porque no tiene ningún tipo de remordimiento. Y Lily no es la “segunda señora de Winter” porque puede parecer inocente y tímida, pero en realidad esconde en su interior a una depredadora voraz. No tiene límites. Quiere las joyas de la difunta, quiere el puesto de ama de llaves, quiere la casa y quiere meterse en la cama del señor. Es cierto que la difunta Sra. Lowry parece que “controla” la casa desde el más allá. Lily mira el cuadro, siente algo y exclama: “es como si quisiera decirme algo”. Pero la semilla de maldad, o de supervivencia, viene de familia. En un momento dado conocemos a su cuñado, que dice sonriente: “¿Desde cuándo la honradez es norma de vida?”.
Cuando rodaron esta historia victoriana de suspense basada en el relato Interruption, de W.W. Jacobs, los británicos Stewart Granger (1913-1993) y Jean Simmons (1929-2010) llevaban casados cuatro años. Ya habían trabajado juntos en Adán y… ella (Adam and Evelyne) (1949) y La reina Virgen (Young Bess) (1953), interpretando a los amantes Isabel I y Sir Thomas Seymour, sin contar una aparición sin acreditar de Jean como joven que toca el arpa en César y Cleopatra (Caesar and Cleopatra) (1945), que fue cuando se conocieron. Él era 16 años mayor que ella. Nunca más volverían a coincidir en pantalla y se divorciaron en 1960, el mismo año en que la actriz se casó con el gran director norteamericano Richard Brooks (1912-1992), 17 años mayor que ella.
Todo el mundo coincide en que Jean Simmons era demasiado inteligente para Hollywood. Y no era nada ambiciosa. Además, una de las actrices más completas que ha dado la historia del cine, al mismo nivel de Eleanor Parker. Simmons fue al principio de su carrera heroína de Dickens en Cadenas rotas (1945), y de Daphne Du Maurier, la autora de Rebeca, en Hungry Hill (1947). También un precedente de Brooke Shields en la primera versión de La isla perdida (The Blue Lagoon) (1949).
Interpretó a una joven tibetana en la magnífica Narciso negro (Black Narcisus) (1947), recibió una nominación al Oscar como actriz secundaria por ser Ophelia para Laurence Olivier en Hamlet (1948) y llegó a un hotel de París en plena Exposición Universal de 1889 y vivió una auténtica pesadilla en la magnífica Extraño suceso (So Long at the Fair) (1950). Y luego fue una joven maligna en la brutal Cara de ángel (Angel Face) (1953), presencia en la antigua Roma con Androcles y el león (Androcles and the Lion) (1952) y La túnica sagrada (The Robe) (1953) y en el antiguo Egipto con Sinuhé, el egipcio (The Egyptian) (1954), y se paseó con soltura por el musical, Ellos y ellas (Guys and Dolls) (1955), el western, Horizontes de grandeza (The Big Country) (1958), la comedia, Página en blanco (The Grass is Greener) (1960), y el melodrama, Después de la oscuridad (Home Before Dark) (1958).
Stanley Kubrick la llamó para interpretar a Varinia en Espartaco (Spartacus) (1960) cuando sustituyó en la dirección a Anthony Mann y despidió a la actriz alemana Sabine Bethmann. Pero donde estuvo enorme fue en El fuego y la palabra (Elmer Gantry) (1960), dirigida por su marido Richard Brooks. Todos ganaron el Oscar, Burt Lancaster como actor principal, Shirley Jones como secundaria y Brooks por el guion adaptado, menos ella, que ni siquiera fue nominada. De hecho, después de la lejana Hamlet sólo fue candidata una segunda vez más, en 1969 por Con los ojos cerrados (The Happy Ending), también dirigida por Brooks.
Simmons llegó muy lejos, pero podía haber tocado el cielo si hubiera tenido más visión o más buena suerte. Por ejemplo, perdió el papel protagonista de Vacaciones en Roma (Roman Holiday) (1953), que le dio un Oscar a Audrey Hepburn, por culpa de Howard Hughes, con el que tenía un contrato que terminó en un juicio muy sonado y escandaloso. También quiso hacer Guerra y Paz con su marido actor, pero el proyecto acabó en manos de otra pareja real, Audrey Hepburn y Mel Ferrer.
Pero hay más. 20th Century-Fox le ofreció el papel principal en La tentación vive arriba (The Seven Year Itch) (1955) en el caso de que Marilyn Monroe, la primera opción, no pudiera. Sí pudo. También estuvieron disponibles Julie Andrews (para Sonrisas y lágrimas y Mary Poppins), Janet Leigh (Psicosis), Faye Dunaway (Bonnie y Clyde), Anne Bancroft (El graduado), Jane Fonda (Klute) y Shirley MacLaine (La fuerza del cariño). En todas esas películas fue una opción, pero no la primera. Todas esas actrices fueron nominadas al Oscar y Andrews, Fonda y MacLaine lo ganaron.
Pese a todo, Jean Simmons fue una de las más grandes y tuvo una carrera estupenda. No se puede decir lo mismo de la bellísima Belinda Lee (1935-1961), actriz inglesa que en Pasos en la niebla interpreta a la dulce joven enamorada ciegamente de Stephen Lowry, tan ciega que no quiere ver que ese tipo es de lo peor. Belinda fue un sex symbol que trabajó mucho en producciones de aventuras y época en Italia, pero cuando rodó esta película todavía estaba en su etapa de chica ingenua. Tuvo un romance muy sonado con el príncipe Filippo Orsini, casado y enredado en un escándalo relacionado con el Vaticano. También con el playboy/periodista/productor de cine italiano Gualtiero Jacopetti. En un viaje en coche de Las Vegas a Los Angeles, ella, Jacopetti y el coproductor Paolo Cavara tuvieron un accidente. La actriz de 25 años salió despedida y murió por fractura de cráneo y cuello.
Otra tragedia relacionada con Pasos en la niebla. El director de la película, el norteamericano Artur Lubin (1898-1995), conocido por la saga de los cómicos Abbott y Costello, se cree que fue una posible víctima de Efren Saldivar, un terapeuta llamado “el asesino misericordioso” o «ángel de la muerte», que confesó haber matado a docenas de pacientes mediante inyección letal. Todas las víctimas estaban ingresadas muy enfermas en el Centro Médico Adventista de Glendale, CA. Lubin estaba en coma cuando murió.
Pasos en la niebla se puede ver en Filmin