Los villanos no sólo visten de Prada

Dicen los que la conocen, sobre todo sus numerosos seguidores, que la escritora norteamericana Hannah Nicole Maehrer tiene predilección por los villanos.

En su nueva novela, Asistente del villano, una historia fantástica donde una joven acepta la oferta de empleo como asistente del Villano más infame del reino de Rennedawn, los temas favoritos de esta autora que creció en Pensilvania viendo películas de Disney, quedan claros: el romance, la magia y la risa.

La protagonista, Evie Sage, termina enamorándose de su terrorífico, temperamental e innegablemente atractivo jefe. Aunque si repasamos la historia del cine, y cómo hemos visto en la pantalla grande historias con similar planteamiento, vemos que hay casos de todo tipo.

Ahí está las pobres Andy Sachs (Anne Hathaway) y Emily (Emily Blunt), sufriendo en sus propias carnes la ira de la peor jefa de todas: la temible Miranda Priestly (Meryl Streep) en la comedia El diablo viste de Prada (2006).

Seguramente a la insoportable y mandona Miranda le gustará que la pongamos en el mismo nivel que al mítico Mr. Scrooge, un anciano avaro y egoísta que desprecia todo lo relacionado con la Navidad y es horrible con sus empleados, en el clásico de Dickens Cuento de Navidad, llevado al cine y a la televisión en multitud de ocasiones.

Mr. Scrooge y Miranda son estrellas de cine, como lo es Tom Cruise, que en La Tapadera (1993) interpreta a un joven abogado que se incorpora a un prestigioso bufete sólo para descubrir que su jefe, Avery Tolar (Gene Hackman), tiene un siniestro lado oscuro.

Aunque hay jefes y jefas que terminan rendidos ante sus empleados. Eso es lo que le ocurre a la interesada y muy pagada de sí misma Margaret Tate (Sandra Bullock) en la divertida comedia La proposición (2009).

Y hay otros trabajadores que simplemente quieren eliminarlos, hartos de que sus jefes les hagan la vida imposible. Ahí están los trabajadores de las comedias Cómo acabar con tu jefe (2011) y Cómo eliminar a su jefe (1980). En esta última, Jane Fonda, Lily Tomlin y Dolly Parton tienen un plan: acabar con el sexista, egoísta, mentiroso e hipócrita de su director.

¿Hay alguien que puede olvidar a Sigourney Weaver escayolada de una pierna, con las muletas a modo de armas y furiosa perdida? Eso ocurre en Armas de mujer (1988), con Melanie Griffith de empleada un poco trepa. ¿Y a Javier Bardem haciendo lo que puede frente al caos que se avecina en El buen patrón (2021)?

Y para nombrar algún clásico, vayamos a 1955 y a la película Pasos en la niebla, donde Jean Simmons está empeñada en seducir a su jefe, el señor de la gran mansión interpretado por Stewart Granger.

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