Justin Kurzel es australiano, antes de dirigir películas se dedicaba a los clips musicales, es un gran fan del western y, a pesar de su interés por la naturaleza más oscura del ser humano y por los personajes traumatizados y emocionalmente dañados, sus películas favoritas son todas comedias. Kurzel sigue la tradición del mejor cine australiano, ese de Peter Weir (1944), Russell Mulcahy (1953), Gilliam Armstrong (1950) o George Miller (1945), aunque a él le pilló muy pequeño el gran boom, cuando todos esos cineastas explosionaron con sus películas y desembarcaron en Hollywood.
Kurzel nació en 1974 y ya su primer largometraje era un tremendo True Crime.
Snowtown (2011) consiguió un montón de premios internacionales y Kurzel pasó a la primera liga con Macbeth (2015) y Assassin’s Creed (2016). Su cuarta película fue La verdadera historia de la banda de Kelly (2019) y la quinta la desasosegante Nitram (2021), otro True Crime, esta vez sobre el tiroteo masivo de Port Arthur ocurrido el 28 de abril de 1996, al sureste de la isla australiana de Tasmania, donde un perturbado asesinó a 35 personas. Nitram también fue un éxito, con premios en Cannes y otros festivales (no hay que perderse en esa película a la actriz Essie Davis, esposa de Kurzel y sobrecogedora en la piel de la excéntrica millonaria que inicia una inquietante y extraña relación con el protagonista).
Ahora Kurzel va a dirigir a Benedict Cumberbatch y Laura Dern en Morning, drama futurista que plantea una sociedad donde se ha conseguido que los humanos ya no necesiten dormir.
En la suponemos repleta agenda de Kurzel destacan dos proyectos en los que el director lleva años trabajando. Ruin podría tener a Margot Robbie y Matthias Schoenaerts paseando su historia por la Alemania posterior a la Segunda Guerra Mundial. Y The Siege recrea los atentados de noviembre de 2008 en Bombay, centrando su objetivo en el ataque al Taj Mahal Palace Hotel, como ya hizo la película Hotel Mumbai (2018).
