El director italiano murió el 30 de abril de 1989 a los 60 años. Sólo dirigió ocho largometrajes, pero es recordado constantemente y su influencia en el cine moderno es incuestionable.
Clint Eastwood y Quentin Tarantino le veneran y es un mito cuya sombra es tan alargada como la de Orson Welles o Alfred Hitchcock. En cierta ocasión, Leone contó cómo quería que se le recordase: “No quiero ser recordado como un filósofo, al contrario que muchos de mis hermanos del celuloide. Quiero ser recordado como alguien especializado en entretener, o de otro modo será mejor que me olvidéis por completo. Sin duda, yo también ocupo un lugar en la historia del cine. Aparezco inmediatamente después de la letra “L” en la guía de directores, de hecho, unas pocas entradas antes que mi amigo Monicelli e inmediatamente después de Korda, Kubrick y Kurosawa. Ese es mi lugar en la historia del cine. Ahí abajo entre la “K” y la “M”, generalmente en alguna parte entre las páginas 250 y 320 de cualquier buena guía de cineastas. Si me hubiera llamado “Antelope” en vez de Leone, hubiera sido el número 1, pero prefiero Leone: soy cazador por naturaleza, no una presa”.