Me contaba Perla Cristal una tarde en El Escorial que Anne Baxter estuvo maravillosa con ella durante el rodaje en Almería de Las 7 magníficas (1966), una coproducción entre diversos países (Italia, España y Austria) muy en la línea de lo que se hacía entonces. Lo llamaban Spaghetti/Chorizo o Paella/Pasta Westerns, y Perla, actriz argentina que desarrolló casi toda su carrera en nuestro país, todavía recordaba los consejos que le dio la estrella de Hollywood, que había ganado el Oscar en 1947 como secundaria por El filo de la navaja y había estado nominada como protagonista por Eva al desnudo (1951).
Anne no atravesaba un buen momento profesional. En 1966 tenía 43 años y, como tantas otras personalidades de Hollywood, buscaba en Europa el sitio que ya no tenía en la meca del cine. Muchos y muchas viajaron al viejo continente para hacer péplums, subproductos de terror, aventuras o westerns que se rodaban en Almería o en otros lugares parecidos por España e Italia. Lo cierto es que Las 7 magníficas fue una de sus últimas películas antes de refugiarse en la televisión. Pero ella había sido una estrella y con sólo dieciséis años fue la candidata preferida de Alma Reville y Joan Harrison, las colaboradoras más influyentes de Hitchcock, para ser la segunda señora De Winter en Rebeca (1940). Anne llevaba haciendo teatro y cine desde los trece años, era nieta de Frank Lloyd Wright y, según Donald Spoto, “una mujer muy inteligente y respetada que se había ganado la admiración tanto de sus colegas como de sus seguidores”. Suya es una de las mejores definiciones de Alfred Hitchcock que se han hecho: “un relámpago encerrado en una figura de Buda”.
Su interpretación en Las 7 magníficas fue calificada de “impulsiva y amena”, aunque la valiente Mary Ann, su personaje, diga en un momento determinado: “Si algún día me caso quiero un hombre que me domine pero que me necesite”. Esta señora, líder del grupo de mujeres que han sobrevivido a un ataque de los indios y recorren el desierto en su intento de salvarse de los salvajes, parece tener mucho carácter, pero dice frases tan espantosas como esa.
Mary Ann es maestra de escuela y va de Filadelfia a San Francisco, aunque no llega a su destino porque la caravana en la que viaja es asaltada.
Las 7 magníficas no es, desde luego, Caravana de mujeres (Westward the Women) (1951), que es una gran obra de William A. Wellman donde salen Denise Darcel y Hope Emerson.
Está Mary Ann como la dama que toma las decisiones. Y está Pilar (Perla Cristal), que es mestiza y asegura que de todas las mujeres que forman el grupo ella es la que mejor conoce a los indios. También tenemos a Ursula, una rubia muy guapa que ha perdido a su marido y a su hijo en el ataque. La interpreta la actriz austriaca Maria Perschy, que hizo cine en Hollywood –Freud, pasión secreta (1962), dirigida por John Huston, con Montgomery Clift, y Su juego favorito (1962) junto a Rock Hudson, dirigida por Howard Hawks-, y terminó en España rodando productos de terror a las órdenes de Jesús Franco, Javier Aguirre y Leon Klimovsky.
Lo más gracioso de la película es que los indios están interpretados por actores españoles: Fernando Hilbeck y Luis Prendes, o argentinos, Jorge Rigaud, y que en su rodaje colaboraron hasta tres directores de tres nacionalidades distintas: el austriaco Rudolf Zehetgruber, el italiano Gianfranco Parolini y el norteamericano Sidney W. Pink. Este último está considerado el pionero de las películas en 3-D, todo un hombre de cine que vivió en Puerto Rico, Estados Unidos, Madrid, España y Dinamarca, fue propietario de salas de cine y le dio su primera oportunidad a Dustin Hoffman cuando le vio en una obra en el Off Broadway y le contrató para una comedia rodada en Italia que se llamó El millón de Madigan (Un dollaro per 7 vigliacchi) (1967). Fue el debut en el cine del actor, rodada en 1966, pero estrenada en Estados Unidos en 1968 cuando Hoffman ya había triunfado con su segunda película, El graduado (1967).
Las 7 magníficas se puede ver en Prime Video y FlixOlé