Cuando se estrenó Asesinato en el Orient Express (2017), las crónicas y reportajes sobre la película ni nombraban a Olivia Colman. Unos hablaban de Judi Dench y de que interpretaba al personaje más fascinante de la trama, la formidable Princesa Dragomiroff. Otros hacían referencia a los veteranos del reparto, los rostros conocidos de Derek Jacobi, Willem Dafoe, Penélope Cruz, Johnny Depp, Michelle Pfeiffer y, por su puesto, Kenneth Branagh. Y luego estaban los que se fijaban en las nuevas promesas del reparto, Josh Gad, Daisy Ridley, el bailarín Sergei Polunin, Leslie Odom Jr. o el mexicano Manuel García-Rulfo.
Pero de Olivia Colman nada, ni era una estrella conocida ni era una promesa, pues en ese momento llevaba casi 20 años de carrera. La actriz interpretaba a Hildegarde Schmidt, la doncella de la Princesa Dragomiroff, un personaje que en la adaptación de 1974 había hecho Rachel Roberts. Y estaba en la sombra, como su propio personaje.
Ahora, Olivia Colman es posiblemente, si no la más conocida, sí la más solicitada de todos los que se subieron al Orient Express. Dos años después la actriz ganaba el Oscar por La Favorita (2019) y luego era nominada por El padre (2021) y La hija oscura (2022), tres candidaturas en cuatro años que se sumaron al Bafta, la Copa Volpi a la mejor actriz en el Festival de Venecia, el Emmy por su reina Isabel II en The Crown (2021) y varios Globos de Oro, entre otros muchos premios.
Sam Mendes escribió el maravilloso personaje de Hilary en El imperio de la luz (2022), basado en la madre del director, pensando en ella, y Bon Jovi cedió los derechos para usar su canción Living on a Prayer en La hija oscura cuando le dijeron que la cantaría en la película Olivia Colman.
En todas las fotos promocionales de Asesinato en el Orient Express (2017), el primer plano es para Judi Dench y el rostro de Olivia sale borroso. Cuando ganó el Oscar un periodista le preguntó cómo se preparó para ser una reina en el cine. “Tengo tres hijos, dos perros y un marido, no tengo tiempo para estar lloriqueando por casa como una reina. Mi manual de interpretación es muy escueto: se trata de sentirlo y ser honesta”. La actriz se carga de un plumazo el Método Stanislavski y deja en evidencia a los intensos. La venganza de la doncella ha sido implacable.