La otra Infiltrada: Debra Winger

A estas alturas del año ya podemos decir que La infiltrada es el éxito sorpresa del cine español en 2024. Las comparaciones son odiosas, pero a día de hoy (11 de noviembre) acumula casi más del triple de espectadores que La habitación de al lado. En la taquilla supera los seis millones de euros, cuando el drama de Almodóvar llega por poco a los dos. Las causas de por qué un largometraje triunfa entre el público y otro no suelen ser muchas y muy diversas. Está claro que el dicho de que en la industria del cine nadie sabe nada es una verdad como un templo. Pero hay pistas. Sean Baker, que también ha estrenado estos días Anora, Palma de Oro en Cannes, ha dicho que trata de no predicar “porque si lo haces para una parte, dejas fuera a la otra”. No miramos a nadie, pero más de uno debería tomar nota.

Y luego está que La infiltrada es una película que rechazó el Festival de San Sebastián. El ejercicio es muy sencillo: repasen y analicen las producciones españolas sobre el terrorismo etarra que se han presentado en ese festival (Días contados, La pelota vasca, el documental No me llame Ternera, Tiro en la cabeza, La fuga de Segovia, Maixabel) y saquen sus propias conclusiones.

Y hablando de infiltradas en grupos terroristas, Prime Video ha incorporado a su catálogo Betrayed (El sendero de la traición) (1988), una muy entretenida película del griego Costa-Gavras con guion de Joe Esztherhas. En esta producción ambientada en la América profunda Debra Winger interpreta a una agente del FBI infiltrada en un medio hostil, un grupo de granjeros que se sospecha forman una banda de extrema derecha, supremacistas blancos que atentan contra negros, judíos y homosexuales. Un polémico locutor judío ha sido asesinado a tiros en un garaje y las investigaciones conducen a Gary Simmons (Tom Berenger), un granjero del Medio Oeste viudo, con dos niños y una madre interpretada por Betsy Blair, la inolvidable actriz de Marty (1955), por la que fue nominada al Oscar, y Calle Mayor (1956), de Juan Antonio Bardem, el tío de Javier. Esta fue la última película de una interesante intérprete que en la vida real estaba en las atípodas de su personaje porque estuvo en las listas negras por sus simpatías izquierdistas, aunque nunca se unió al Partido Comunista.

La protagonista se hace pasar por una trabajadora temporal del campo, “la chica de la cosechadora”, y encaja tan bien en la comunidad rural que Gary se enamora de ella… y ella de él. Incluso cuando el apuesto granjero lleva a su nueva novia a una velada inquietante: la caza del negro en los bosques de la zona, en plan El Malvado Zaroff en The Most Dangerous Game (1932). El FBI presiona para que la chica relacione a Gary con Sam Kraus, el locutor asesinado, mientras Gary presiona a su vez porque está convencido de que “si no nos defendemos acabarán con nuestro país”.

Debra Winger es la infiltrada en El sendero de la traición

Joe Eszterhas, que no lo olvidemos fue en un momento de su vida el guionista más exitoso de todos los tiempos gracias a Flashdance (1983), Al filo de la sospecha (1985), Instinto básico (1992) y Showgirls (1995), guarda una artillería de sabrosas anécdotas. En su libro de memorias Hollywood Animal cuenta por ejemplo que todo el mundo en el set le tenía miedo a Debra Winger, conocida en la profesión por su fuerte y complicado temperamento. La actriz demostró sin embargo que era solo mala fama interesada porque se comportó con todo el equipo como una gran compañera. Eszterhas confiesa que “al final del rodaje, todos estábamos enamorados de ella”.

El guion de Eszterhas estaba basado parcialmente, por lo menos en lo que afecta a la primera secuencia de la película, en el asesinato de Alan Berg en 1984, presentador de un programa de radio y abogado judío de Denver. El mismo suceso que también utilizó Oliver Stone para su película Talk Radio (Hablando con la muerte), estrenada el mismo año que El sendero de la traición. Hay que tener en cuenta que los movimientos supremacistas blancos estaban en su apogeo a mediados y finales de los años 1980, con muchas organizaciones en Michigan, Florida, Washington, Oregón, California, Idaho, Utah, Montana y otros estados. Después del asesinato de Alan Berg, el FBI y la ATF hicieron de su desmantelamiento una prioridad absoluta. Es un poco lo que pasa con la banda racista representada en la película, que se basó en una organización llamada The Order, dirigida por Robert Jay Mathews e implicada en el asesinato de Berg. The Order también conspiró para secuestrar y asesinar al abogado de derechos civiles de Alabama Morris Dees; El complot se frustró cuando un miembro de la banda, Thomas Martínez, acudió a las autoridades. El libro sobre sus experiencias se tituló Brotherhood Of Murder y fue llevado al cine en 1999 con William Baldwin, Peter Gallagher y Kelly Lynch.

Si algún día se rueda una película sobre cómo se rodó El sendero de la traición, al final saldría un rótulo explicando que Costa-Gavras ha pasado ya de los 90 años (nació en 1933) y sigue en activo. El cineasta nominado al Oscar por Z (1970) y premiado por el guion de Desaparecido (1983) acaba de estrenar El último suspiro (2024), donde tiene un papel Ángela Molina.

El sendero de la traición (Betrayed) se puede ver en Prime Video

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