Victor Salva siempre ha dicho que la leyenda de Jeepers Creepers es pura ficción. Eso nos deja más tranquilos, porque la primera película de la saga, la estrenada en 2001, es realmente terrorífica. Fue tanta la repercusión, y los gritos en el patio de butacas, que originó dos secuelas, Jeepers Creepers 2 (2003), que comenzaba justo cuatro días después de los hechos ocurridos en la anterior, y Jeepers Creepers 3 (2017), ambientada entre los acontecimientos de la primera y la segunda. Las tres escritas y dirigidas por Salva.
Pero la pregunta no deja de alimentar nuestras pesadillas. ¿Es de verdad todo esto pura ficción? En la película original, los protagonistas, los hermanos Trish y Darry, ven cómo Creeper arroja un cuerpo a un pozo junto a una iglesia abandonada. Esta escena está inspirada en un hecho real, el caso Dennis DePue, exasesor de propiedades de Michigan que el 15 de abril de 1990 asesinó a su esposa y, cuando se disponía a esconder el cuerpo envuelto en una sábana ensangrentada detrás de una escuela abandonada, fue visto por los hermanos Ray y Marie Thorton, que en ese momento pasaban en coche. Dennis les siguió con su furgoneta varios kilómetros para finalmente adelantarles a toda velocidad.
Esta escena, que parece sacada de El diablo sobre ruedas (Duel) (1971), Carretera al infierno (The Hitcher) (1986) o Nunca juegues con extraños (Joy Ride) (2001), tres excelentes películas de gente que persigue a gente en las desoladas autopistas americanas, se repite en Jeepers Creepers: Reborn. La película comienza con Dee Wallace (cuidado con esta leyenda del cine de terror, porque es la protagonista de los clásicos Cujo y Aullidos, además de la mítica E.T.) y Gary Graham en los papeles de Marie y Ronald. Esta pareja recuerda a la formada por Dennis DePue y su desafortunada esposa Marilyn DePue.
Jeepers Creepers: Reborn es la primera de la serie en la que no interviene Salva. Casi mejor, porque de este cineasta nacido en California en 1958 es mejor no acordarse. Aunque triunfó con Jeepers Creepers y sus secuelas (la primera fue la película más taquillera estrenada durante el fin de semana del Día del Trabajo, récord que rompería la propia secuela de 2003), la vida privada del director es asquerosa. Es un abusador de menores convicto. En 1988 confesó cinco delitos graves de relaciones sexuales con un niño de 12 años a quien grabó en video. Salva pasó un año en la prisión estatal. En 1995, ese chico (ya con 20 años), boicoteó públicamente la película de Salva Powder (Pura energía), hablando en los medios de comunicación para llamar la atención sobre su caso.
Jeepers Creepers: Reborn (2022) la dirige Timo Vuorensola, que tiene nombre de villano de cómic pero es un cineasta finlandés que además del cine ama la música y es vocalista y fundador de la banda gótica Älymystö. La productora ha dejado muy claro que Salva no está involucrado en este proyecto ni se va a beneficiar de la producción. Lo único es que ese bocinazo extraño y siniestro que sale del caminón creeper no se va a escuchar. Resulta que ese sonido fue creado por el compositor Bennett Salvay, encargado de la música de las dos primeras películas y amigo de Victor Salva, y los productores no llegaron a un acuerdo con él para poder usar ese sonido ahora.
La víctima de Salva se llama Nathan Forrest Winters, entonces un niño actor que protagonizó Clownhouse (La casa del payaso) (1989), primer largometraje del director. Jeepers Creepers: Reborn está dedicada a él.