Patricia Highsmith (1921-1995) está de actualidad en el cine. Hay hasta dos películas pendientes de estreno que se centran en la propia escritora de Texas. En una la interpreta Helen Mirren, se titula Switzerland, la dirige Anton Corbijn y está basada en una obra teatral de la australiana Joanna Murray-Smith que imagina un encuentro entre Highsmith y un misterioso joven (Alden Ehrenreich) de una editorial que visita a la escritora en su casa de Suiza para intentar convencerla de que escriba una última novela sobre Tom Ripley. En The Murderous Miss Highsmith, la debutante Alexandra Pechman nos presenta a la escritora fascinada por los crímenes truculentos en su propia historia de terror. Shailene Woodley es su protagonista.
Mientras, Ripley sigue triunfando en Netflix como una de las mejores series del año, escrita y dirigida por el maestro Steven Zaillian.
Olvidado el batacazo de Deep Water (2022), la película de Adrian Lyne con Ben Affleck y Ana de Armas, nos quedamos con el resto de las adaptaciones al cine de las novelas de la escritora: El cuchillo (A Kind of Murder) (2016), Carol (2015), Las dos caras de enero (2014), los Tom Ripley de Alain Delon, Matt Damon, Dennis Hopper y John Malkovich, las dos adaptaciones de El grito de la lechuza (1987 y 2009) y, por supuesto, la primera de todas, Extraños en un tren (1951), el estreno en el cine de Patricia Highsmith de la mano de Alfred Hitchcock y Raymond Chandler.
Fernando Trueba presenta ahora Isla Perdida (Haunted Heart), y el propio director y su protagonista, Matt Dillon, hablan todo el rato de Patricia Highsmith como gran referente. Para el actor, la figura misteriosa que él interpreta, un americano en un lugar exótico que se va volviendo oscuro y violento, es puro Highsmith.