Jake Gyllenhaal (Los Angeles, 1980) es uno de los actores más solicitados de Hollywood. La prueba es que tiene hasta 10 proyectos en fase de preproducción, rodaje o postproducción.
Pero hace poco Jake ha confesado: «La verdad, muchas de las películas que he hecho, y que han recaudado mucho dinero, ahora nadie las recuerda, y no estoy interesado en hacer películas que nadie recuerde».
No sabemos si en unos años alguien recordará Road House, remake de la película protagonizada por Patrick Swayze en 1989, que ha dirigido el muy competente Doug Liman (Al filo del mañana, Barry Seal). O la nueva película del sueco Gustav Möller, director de The Guilty (2018), cuyo remake americano protagonizó Gyllenhaal. Ahora, cineasta y actor se han unido en Snow Blind, sobre un adolescente que descubre que su familia está en el Programa de Protección de Testigos.
O quizá nadie olvide Francis and the Godfather, la historia de cómo se hizo El Padrino (1972), con Gyllenhaal como el mítico Robert Evans, hombre fuerte de Paramount en esa época y toda una leyenda de Hollywood. O The Division, donde él y Jessica Chastain se van a un futuro próximo donde un virus pandémico se propaga a través del dinero.
Todos estos son proyectos de Jake Gyllenhaal, el mismo que también hace poco reconocía que «ahora he sabido convertirme, en el sentido positivo de la palabra, en alguien algo más egoísta, en alguien que no intenta averiguar cómo complacer a los demás o ser percibido de una manera que no es la mía propia».