Sean Durkin nació en Canadá en 1981, pasó su infancia en Reino Unido y su adolescencia en Nueva York. Este dato biográfico tan nómada es importante para entender The Nest (2020), nás concretamente para mirar con otros ojos a la familia protagonista de la película, sobre todo a Ben, el chaval de diez años hijo del matrimonio.
El primer largometraje como director de Durkin fue la inquietante Martha Marcy May Marlene (2011), una pesadilla sobre sectas que le puso en el mapa y ganó 22 premios en festivales de todo el mundo. Esta fue su segunda película, así que pasaron nueve años en los que el cineasta se dedicó a la televisión con la miniserie Southcliffe (2013), desgarrador retrato de una pequeña comunidad azotada por una tragedia.
The Nest cuenta la historia, escrita por el propio Durkin, de un matrimonio, él británico, ella norteamericana, que deja EE.UU. para empezar una nueva vida en Inglaterra. Tienen un hijo de diez años en común y una chica adolescente de una relación anterior de ella. La familia O’Hara se muda a una enorme casa de campo en el condado de Surrey, a las afueras de Londres. La casa es tan grande y tan bonita que mejor llamarla mansión, y es tan tétrica que todo apunta a historia de terror, sobre todo cuando la mujer exclama nada más llegar: “la casa me da miedo. ¡Es espeluznante!”.
Lo sorprendente de The Nest es que parece que estamos viendo una película de terror, pero no lo es. Le pasaba lo mismo a Jusqu’à la Garde (Custodia compartida) (2017), que hablaba de violencia doméstica como nunca antes lo habíamos visto en una película. The Nest se centra en la progresiva desintegración de una familia una vez que sus miembros cambian de país y de vida. Jude Law interpreta a Rory O’Hara, agente de bolsa que se ha cansado de perseguir el sueño americano. Carrie Coon es Allison O’Hara, que da clases de hípica y sigue a su marido en sus proyectos profesionales porque eso es lo que le aconseja su madre al principio de la película. En Gone Girl (Perdida) (2014), otra sobre matrimonios que estallan, Carrie interpretaba a la hermana gemela de Ben Affleck.
Una vez que se instalan en la mansion, resulta que no pasa nada, salvo la típica puerta que se cierra y aparece abierta sin que nadie la haya tocado. Pero no nos confundamos, esto no es Amityville. Allison sigue con sus caballos y Rory vuelve a la empresa donde empezó su carrera. El problema es que los ingresos de él no cubren lo que gastan y durante una cena especialmente tensa él le dice a su mujer “me averguenzas”, y ella le responde: “y tú me agotas”.
En cierta ocasion, Durkin confesó que le atrae el miedo y las películas de sustos. “Sabía que terminaría trabajando en ese género. Me suelen gustar mucho la primera hora de las películas de terror. Luego, cuando se ponen sangrientas, pierdo el interés”. Por eso con The Nest se ha quedado en esa primera hora. Aunque repetimos, esta no es una película de terror. Es un drama familiar con gotas de suspense, pero este no viene de una amenaza externa, llega por la propia situación en la que terminan los cuatro O’Hara, con un fin de fiesta realmente intenso.
A Jude Law se le dan muy bien interpretar a tipos como Rory. Miremos a Dickie Greenleaf, uno de sus personajes más recordados, por el que recibió una nominación al Oscar, que tiene un gran encanto y una personalidad arrolladora, sobre todo para Tom Ripley. A Rory alguien le dice precisamente que “tiene un gran encanto” y que su problema es que “ha intentado triunfar de la noche a la mañana”. Lo que de verdad le pasa es que le gusta fingir que es rico cuando no lo es. Un taxista le dice que eso debe ser agotador y su mujer estalla y le grita: “estoy viviendo en esta puta mierda de mansión espantosa”. Y entonces todo explota. Pero no es una película de terror.
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