Es una de las películas más divertidas de la historia del cine (y se puede ver en Filmin)

Un marido rico, o The Palm Beach Story en su título original, se estrenó en 1942. 80 años después, el American Film Institute la sigue considerando una de las 100 películas americanas más divertidas de la historia y el escritor Steven Jay Schneider la incluye en la discutible «1001 películas que debes ver antes de morir» (tan discutible que, en lo que respecta a España, sólo aparecen siete películas de Luis Buñuel, muchas de ellas producidas por otros países, Campanadas a Medianoche (1965), dirigida por Orson Welles, El espíritu de la colmena (1973), de Víctor Erice, Cría cuervos (1976), de Saura, y tres películas de Almodóvar: Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), Todo sobre mi madre (1999) y Hable con ella (2002).

Escrita y dirigida por Preston Sturges (1898-1959) tras Las tres noches de Eva (The Lady Eve) (1941) y Los viajes de Sullivan (Sullivan´s Travels) (1941), Un marido rico vuelve a contar con el protagonista de esta última, Joel McCrea (1905-1990), una leyenda de Hollywood que brilló en todos los géneros. Katharine Hepburn, que era muy amiga de McCrea y de su esposa, la actriz Frances Dee, siempre dijo que era uno de los mejores actores con los que había trabajado y que era una injusticia que su carrera no hubiera sido más exitosa. Ella le ponía a la altura de Spencer Tracy y Humphrey Bogart.

La protagonista femenina estaba destinada a Carole Lombard, pero la actriz murió en un accidente de avión en enero de 1942, con sólo 33 años, y fue sustituida por Claudette Colbert (1903-1996). Así que McCrea y Colbert se emparejaron para interpretar a un matrimonio arruinado que monta un monumental enredo, sobre todo ella, para salir de su desastrosa situación económica. Son tres actos de pura screwball comedy. El primero transcurre en el dúplex de la pareja y allí aparece uno de esos maravillosos secundarios de toda comedia perfecta: un millonario “rey de la salchicha” que interpreta Robert Dudley (1869-1955). Blake Edwards debió tomar nota de todo lo que ocurre en ese apartamento para las escenas en el hotel donde se alojan Julie Andrews y Robert Preston tras triunfar con su show en Victor/Victoria (1982).

El segundo nos lleva a un tren destino a Palm Beach y en él suben los miembros del Club de «la Cerveza y la Codorniz» para protagonizar uno de los momentos más locos y surrealistas de la historia del cine. 

El tercer acto ya es en Palm Beach y ahí conocemos a los millonarios hermanos J.D. Hackensacker III (Rudy Vallee) y la princesa Centimillia (Mary Astor). En el guion original, él recordaba demasiado a John D. Rockefeller y ella se había casado ocho veces. La poderosa PCA (Production Code Administration), que vigilaba todo muy de cerca y ninguna película podía exhibirse en un cine estadounidense sin su sello de aprobación, sugirió cambios y la dicharachera princesa se quedó “sólo” con tres divorcios, más dos anulaciones. George Roy Hill y el guionista y escritor Richard Morris debieron recordar a estos dos hermanos para crear a los personajes que interpretan James Fox y Mary Tyler Moore en Millie, una chica moderna (Thoroughly Modern Millie) (1967).

Para muchas escenas y personajes Preston Sturges tiró de recuerdos personales. El director había estado casado con Eleanor Post Hutton, que fue su segunda mujer y con la que se fugó hasta que ella solicitó la anulación alegando que él no estaba legalmente divorciado de su primera esposa. A través del segundo matrimonio de su padre, Eleanor era hermana de William B. Close (1924-2009), padre de Glenn Close, y representaba a la típica heredera de la aristocracia, como los hermanos de la película. 

Y la escena del tren, cuando los maquinistas deciden desenganchar el vagón donde los estrafalarios señores del Club de la Cerveza y la Codorniz ya se han desmadrado completamente, estaba basada en un incidente que les sucedió a Sturges y a su madre mientras viajaban en tren a París, cuando el vagón donde estaba su compartimento y su equipaje se descolgó del resto mientras ellos estaban en el comedor.

Sturges quería a Marion Davies (1897-1961) para el papel de la princesa, pero la que fuera amante de William Randolph Hearst, interpretada por Melanie Griffith en RKO 281 (1999), Kirsten Dunst en El Maullido del gato (2001) y Amanda Seyfried en Mank (2020), se había retirado de la pantalla en 1937 y rechazó la oferta. Mary Astor (1906-1987), que acababa de ganar el Oscar como actriz secundaria por La gran mentira (The Great Lie) (1941) heredó el personaje un poco asustada. «Ese tipo de comedia tan alocada no era lo mío. Preston quería que hablara con una voz alta y aflautada porque pensaba que así es como lo hacían las mujeres de la alta sociedad, o al menos las mujeres locas de la alta sociedad que habían tenido seis maridos y seis millones de dólares. Y yo no podía hacerlo”.

Sí lo hizo y cuando aparece por primera vez en escena la princesa Centimillia, montada en un yate y acompañada de un ridículo pretendiente al que llama Toto -interpretado por Sig Arno, actor judío nacido en Alemania que abandonó su país y que comenzó una carrera en Hollywood interpretando a extranjeros cómicos o excéntricos- y al que manda callar constantemente, la película se eleva todavía más.

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