Lo suyo sí que es un caso extraño. Como protagonista de Avatar (2009) y su secuela de 2022, respectivamente la primera y tercera película más taquillera de la historia, Sam Worthington (Surrey, Inglaterra, 1976) tenía que haberse convertido en una estrella mundial y, sin embargo, es un actor medianamente conocido sin más.
La explicación a este misterio quizá se deba a que en más de la mitad del metraje total de esas dos películas a Sam Worthington ni se le ve (en la segunda Jake Sully es todo el tiempo un Na’vi, es decir, Sam mediante la técnica de captura de movimiento). Otra es que el actor tiene una predilección especial por las historias con personajes atormentados para hacerlos suyos. Salvo las dos entregas de Avatar, a Sam le hemos visto sobre todo en cintas de acción de presupuesto medio.
En los próximos meses, veremos al actor en The Killer, la vuelta de John Woo después de Noche de paz (Silent Night) (2023), en el ambicioso western de Kevin Costner dividido en dos partes Horizon y la cinta de terror The Georgetown Project, donde secunda a Russell Crowe en una historia escrita y dirigida por Joshua John Miller, el hijo de Jason Miller, para los amantes del terror el padre Karras en El exorcista (1973).