Yo tenía una granja en New Jersey, podría decir Julianne Moore.
La actriz no para. En un año ha estrenado dos películas (Echo Valley y La habitación de al lado), dos series (Mary & George y Sirenas) y ha rodado junto a James McAvoy el thriler tecnológico Control, dirigido por Robert Schwentke (Plan de vuelo: Desaparecida, La Serie Divergente).
En Echo Valley, una mezcla de drama y thriller psicológico, Moore tiene una granja cerca de un lago con caballos y fresnos, una hija problemática (aunque describirla así es quedarse corto) y un ex marido con dinero al que interpreta un irreconocible Kyle MacLachlan.
A la hija la interpreta Sydney Sweeney y Moore ha dicho que la encantaría repetir con ella pero «por favor, en una comedia». Lo cierto es que las escenas entre madre e hija son tremendas, violentas y desgarradoras. Kate Garretson, el personaje de Julianne, es una madre coraje, y Claire Garretson, una niñata rebelde y consentida.
Hay un asunto de drogas que pondrá a la madre y a la hija en peligro, una vaquera lesbiana que borda, como siempre, la gran actriz irlandesa Fiona Shaw. Su personaje, Leslie Oliver, es esa amiga que todo el mundo querría tener, esa a la que llamas para decirle que has matado a alguien y te contesta «dónde enterramos el cuerpo». Eso es exactamente lo que pasa en esta película dirigida por Michael Pearce (responsable de la apocalíptica El encuentro, con Riz Ahmed y Octavia Spencer).
Echo Valley se puede ver en Apple TV+
Julianne Moore y Sydney Sweeney tienen una granja en New Jersey