Muchos no hemos olvidado la pesadilla que vivió Ricardo Darín en Séptimo (2013), la coproducción entre España y Argentina que partía de una inquietante premisa: Un padre busca desesperadamente a sus hijos que han desaparecido misteriosamente bajando las escaleras del edificio donde viven en Buenos Aires.
Dirigida por el español Patxi Amezcua, con guion de este y del argentino Alejo Flah, Séptimo contaba con la presencia de Belén Rueda interpretando a la ex-esposa del protagonista y madre de los niños.
Una «historia para no dormir» muy bien llevada que ahora conoce una especie de remake italiano. Se titula Desaparecidos en la noche (Svaniti nella notte) y la ha estrenado Netflix. El escenario es más ambicioso en esta versión. En vez de en las escaleras de un edificio, los niños desaparecen en la idílica finca en medio del bosque que tiene el padre, interpretado por Ricardo Scamarcio, el actor italiano más internacional del momento (hace bien poco estaba con Kenneth Branagh en Venecia en un misterio firmado por Agatha Christie).
Estamos en el sur de Italia, frente a las costas de Grecia, en una aislada casa de campo donde a más de uno le gustaría entrar a vivir. La belleza de los paisajes y la presencia de la actriz inglesa Annabelle Wallis (la protagonista de la extraordinaria Maligno, de James Wan) en el papel de la esposa y madre es lo mejor de una película con un giro argumental en la parte final que te deja noqueado.