El inquietante viaje de Los Extraños (2008), una de las mejores películas de terror de la historia

The Strangers: Chapter 1 es una nueva cita con la pesadilla, la que vivimos en Los Extraños (2008) y, en menor medida, con Los Extraños: Cacería nocturna (2018).

Esta nueva entrega es una muy buena noticia porque la primera película, la de 2008, es posiblemente una de las mejores de terror de toda la historia del cine. Lo único que tienen que hacer los nuevos es fijarse bien y no salirse del encuadre.

Por lo pronto, el cartel promete volver a la esencia de la original.

Así que es un buen momento para hacer un poco de historia y volver a esa terrible noche en la que James y Kristen oyeron unos golpes en la puerta de la cabaña.

A falta de la gran película / gran serie sobre los crímenes reales más famosos de la historia de Hollywood, los del 10.050 de Cielo Drive -¿cómo es posible que todavía no se haya hecho?-, nos conformamos con Los Extraños (The Strangers) (2008), dirigida por Bryan Bertino. 

Y por eso nos trasladamos a un 11 de febrero de 2005, cuando un chico llamado Jordan hizo una llamada al 911. Con el tiempo, ese grito de desesperación se analizaría de todas las maneras posibles, aunque no había mucho con lo que trabajar. Jordan sólo decía: “hay sangre por todas partes”. Esto ocurre al principio de Los extraños (2008).

Y eso es precisamente lo que pensó Winifred Chapman, encargada de la limpieza y mantenimiento de Cielo Drive, cuando entró en la escena del crimen y dio la voz de alarma. “¡Asesinados! ¡Hay cuerpos! ¡Sangre!”, fueron las palabras entrecortadas que balbuceó la pobre Winifred ante los vecinos a los que acudió a pedir ayuda, según cuenta el fiscal Vincent Bugliosi en el libro Helter Skelter (1974). Jordan podía haber dicho lo mismo que Winifred cuando llamó al 911.

James Hoyt (Scott Speedman) y Kristen McKay (Liv Tyler) van a pasar la noche en la cabaña que tiene la familia Hoyt. Han estado como invitados en una boda pero las cosas no han salido como pensaba James, ella le ha dicho que no está preparada para el matrimonio y todo es tristeza y desolación. James llama a su amigo Mike para que por la mañana le pase a buscar. El plan es que el coche se lo lleve Kristen, la mujer que acaba de rechazarle. La relación está rota, están en la cabaña y, la verdad, ya no hay ningún motivo para seguir. Deberían haberse ido cada uno a su casa, pero no lo hacen y de repente alguien llama a la puerta, son las 4 de la mañana. Es una chica que se limita a preguntar: “¿Está Tamara?”.

Los extraños fue la primera película de Bryan Bertino, que apenas había cumplido los 30 años cuando se puso al mando de una historia que nació de un recuerdo de su infancia: “De niño, vivía en una casa aislada a pesar de tener vecinos. Una noche, mis padres habían salido, y llamaron a la puerta. Abrió mi hermana pequeña y preguntaron por alguien desconocido. Luego no enteramos de que habían llamado a varias casas del barrio para entrar si no había nadie. En la película, el hecho de que estén en casa no impide que entren, todo lo contrario”.

Algunos medios apuntaron, sin embargo, a que la historia se basaba en los llamados «Asesinatos de Keddie Resort» en 1981 en el norte de California, aunque esto no ha sido confirmado por nadie relacionado con la película. Sobre los «Keddie Resort Murders» se ha hecho una película, barata y facilona, titulada Cabin 28 (2017), de Andrew Jones, que se publicitó acertadamente (marketing puro) como “Based on the true life murders which inspired The Strangers”.

Estos crímenes sin resolver se cometieron la noche del 11 de abril de 1981 y la madrugada del siguiente en el complejo de cabañas en alquiler ubicado en la pequeña localidad de Keddie, en la Sierra Nevada californiana. Las víctimas fueron una mujer, sus dos hijos y la amiga de uno de ellos.

Bertino vendió su guion a Universal y luego pidió que le dejaran dirigir la película. Aceptaron.

James sale a comprar tabaco para ella porque además necesita despejarse y estar solo. Entonces se produce un segundo golpe en la puerta. La pregunta es la misma: «Is Tamara home?». Es cuando Kristen dice la famosa frase: “Esto no puede estar pasando”. 

La película se rodó en orden cronológico y en las escenas de los golpes en la puerta y ruidos varios, Bryan Bertino le indicó a Liv Tyler de dónde iban a salir los golpes, pero luego hacía que llegaran de una dirección completamente diferente para obtener una reacción real de la actriz. Liv todavía dice que esta “es la película más agotadora que he hecho nunca” porque muchos de sus sobresaltos son reales, los de ella y los de muchos espectadores, como Kurt Russell, que ha dicho que siempre que ve esta película termina aterrado.

Llegados a este punto, ya sabemos que hay alguien dentro de la casa. Y también vemos una figura sorprendentemente quieta mirando desde el jardín.

En el excelente libro Shock Value, del crítico de cine y escritor Jason Zinoman, este nos cuenta de dónde nace ese terror absoluto que es ver a una figura mirándote sin moverse. Como explica John Carpenter, todo empieza en 1961, con el clásico ¡Suspense! (The Innocents), la película de fantasmas de Jack Clayton basada en el relato de Henry James Otra vuelta de tuerca (The Turn of the Screw). “En esa película se veía unos fantasmas al otro lado de un estanque, inmóviles y observando. No hacían nada, sólo observaban. En eso hay algo fascinante”. Carpenter se quedó con esa imagen y la rescató para crear a Michael Myers en Halloween (1978). “Michael no corretea, no se encoge asustado, no expresa emociones humanas”.

Así son Los extraños de Bryan Bertino. Pero hay más, según describe Carpenter a su “criatura”. “Se mueve con la fluidez de un fantasma, con calma, sin agitación. Resulta más amenazador cuando permanece parado, inmóvil, observando”. Así es como ve Kristen a su “extraña”. “Myers no revela nada. Lleva una máscara, pero debajo no hay nada importante”. 

Los encapuchados / extraños son Man in Mask (Kip Weeks), Pin-Up Girl (Laura Margolis) y Dollface (Gemma Ward). Esta última es una top model australiana que interpretó a una sirena que se llama Tamara en Piratas del Caribe: En mareas misteriosas (2011). “Reconozco que soy una fan del cine de terror. Esta es una historia dura e intensa. Por mucho que Kristen y James rueguen, los extraños harán lo que han venido a hacer. Para inspirarme, leí Helter Skelter. Me ayudó a entender cómo funciona la mente de una chica retorcida”, aseguró Gemma Ward.

Scott Speedman también se acordó de la Familia Manson. “No hay ningún elemento sobrenatural. Como la Familia Manson, los extraños sólo quieren hacer daño de forma gratuita”.

El director habla de Helter Skelter como referencia fundamental para esta película. “Lo leí de pequeño. Mi padre me regaló el libro, tendría doce o trece años y no tengo ni idea por qué lo hizo… (Risas) Supongo que fue su idea de una broma de mal gusto: ¡Me da ese libro cuando vivía en un pueblo de 200 habitantes en el oeste de Texas! Lo leí y recuerdo haber pensado que no estaba fascinado con los Manson; más bien me llamó la atención cómo el libro retrata la escena de la noche de los crímenes a través de los pequeños detalles. Entonces comencé a pensar en las víctimas y en que no sabían que unos extraños estaban entrando en su casa. ¿Y qué hicieron? Pensé: «Dios, realmente me encantaría contar esa historia».

Helter Skelter es la novela True Crime más famosa de la historia. Vincent Bugliosi, fiscal de caso, relata la historia de Charles Manson y sus terribles asesinatos. “Soy el Diablo y he llegado para hacer el trabajo del Diablo”, dicen que dijo Tex Watson al entrar en la casa de Cielo Drive. Tras los asesinatos, Roman Polanski le dijo a la policía: “Si tengo que buscar un motivo, tengo que buscar algo que no se ciña a los neutrales motivos estándar que ustedes buscan, que ustedes suelen utilizar en su trabajo como policías. Tiene que ser algo mucho más extraño”.

La noche del viernes 8 de agosto de 1969, en el Rancho Spahn, Charles Manson señaló en el mapa el 10.050 de Cielo Drive y allí envió a Linda Kasabian, Susan Atkins, Patricia Krenwinkel y Charles “Tex” Watson. La orden: “Eliminar por completo a todo el mundo que hubiera dentro, de la forma más espantosa posible”. Sharon Tate ha invitado a unos amigos a pasar la noche en su casa. Su marido Roman Polanski está en Londres preparando el rodaje de Day of the Dolphin y la actriz no quiere estar sola. Los invitados son su amigo y ex novio Jay Sebring, Voytek Frykowski, uno de los mejores y más antiguos colegas de Polanski, y la novia de este, la millonaria norteamericana Abigail Folger.

Los cuatro extraños se dirigen hacia la casa por el sendero, cortan los cables del poste del teléfono, saltan la verja y asesinan a tiros a Steve Parent, un joven que salía en ese momento por la calzada porque había ido a visitar a William Garretson, el vigilante de la casa que vivía en un apartamento dentro de la parcela. Kasabian se queda fuera y los otros, un hombre y dos mujeres, como en Los Extraños, entran en la casa. Ya estamos en la madrugada del 9 de agosto en la mansión aislada en lo alto de la colina. Watson se cuela por la ventana del comedor. Le siguen las dos mujeres. Una vez dentro, los tres asaltantes juntan a los cuatro sorprendidos habitantes en el salón y comienza la matanza. Sharon Tate, embarazada de ocho meses, recibió 16 puñaladas. Jay Sebring siete. Frykowski se llevó 51 y Folger 18.

9 de agosto, noche. El matrimonio Leno y Rosemary LaBianca salen del lugar de vacaciones Lake Isabella, a 300 km de Los Angeles. La madrugada del domingo 10 de agosto llegan a su casa de Los Feliz, un barrio a las afueras de Los Angeles. Los LaBianca son brutalmente asesinados en otra noche de horror. En este caso, Los Extraños son Charles “Tex” Watson, Krenwinkel y Leslike Van Houten. Las víctimas en este caso son elegidas al azar y Manson, a diferencia de Cielo Drive, sí va a la escena del crimen, aunque se marcha antes de los asesinatos.

Cuando Kristen pregunta ya al final de la pesadilla “¿por qué?”, los extraños se quitan las caretas y contestan: “porque estabais en casa”. Todo termina con una frase de uno de los intrusos: “La próxima vez será más fácil”.

“La ausencia de motivos” es una de las claves del cine de terror moderno. Cuando Alfred Hitchcock decidió explicar lo que había ocurrido en boca de un psiquiatra en la escena final de Psicosis (1960) muchos pensaron que se equivocaba. Lo más aterrador es la ausencia de motivos, un concepto que nace en la obra teatral The Birthday Party, de Harold Pinter, estrenada en 1958, sobre un ex pianista que vive en una pensión destartalada en una ciudad costera inglesa y dos siniestros desconocidos le visitan para convertir su fiesta de cumpleaños en una pesadilla.

El dramaturgo le había confesado a William Friedkin que su inspiración había sido Los Asesinos, el cuento de Ernest Hemingway sobre dos sicarios que persiguen a su víctima y nadie nos dice por qué. Como dice Zinoman “esto influyó profundamente en Friedkin cuando preparaba El exorcista (1973) y le convenció de que las escenas más terroríficas retienen información”. Y también en Carpenter. Michael Myers “no encajaba en ninguna categoría (de asesinos de cine). El misterio de ese extraño asesino permanecía. Los motivos no importan. Nos enfrentamos al mal en estado puro». Carpenter cuenta que eliminaron los datos personales de Myers, los detalles, «y eso es algo que yo no había visto nunca. No hay móviles. En el mundo no hay nada que dé más miedo que aquello que no entendemos”.

Como dice Bertino sobre la ausencia de un ¿por qué?”: “Fue una cosa que tuve clara desde el principio: no quiero enterarme de que la casa fue construida sobre un cementerio indio. (Risas) O que hace diez años, James atropelló al padre de alguien. No quiero tener excusas para que la gente se sienta segura o que pueda pensar que esto nunca les pasará a ellos”.

El placer de los extraños, con guion de Harold Pinter. La ausencia de motivos para hacer el mal

En 1981, el escritor inglés Ian McEwan publicó su novela El placer del viajero (The Comfort of Strangers). Paul Schrader la llevó al cine en 1990 con guion de Harold Pinter. Colin y Mary, pareja en crisis (como James y Kristen), pasan unas vacaciones en Venecia. Una noche conocen a un hombre, Robert, que los lleva a su palazzo donde está su mujer, Caroline. Sin saber ni cómo ni por qué, los extraños terminan atrapando en sus redes a la joven pareja. 

Así acaba el viaje de Los Extraños, la estupenda película de Bertino, un inquietante recorrido que tiene parada en el 10.050 de Cielo Drive, en la ciudad ficticia de Haddonfield, Illinois, y en la localidad de Keddie en California.

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