El cuerpo y la sangre de Demi Moore

La primera imagen que vemos en La sustancia es a Demi Moore luciendo cuerpo en plan Jane Fonda en sus clases de aerobic. Elisabeth Sparkle, su personaje, fue hace años una gran estrella de cine pero, ahora, pasados los 60 (la actriz cumple 62 este mes de noviembre) se ha refugiado en la televisión con su programa de ejercicios, donde triunfa, pero de otra manera. Elisabeth se acabó para la pantalla grande en cuanto cumplió los 50 y así se lo hacen saber constantemente. “Eras asombrosa” es la frase más terrible que le pueden decir, y se lo dicen recalcando cada letra de ERAS. Alguien murmura que ganó un Oscar y hace el chiste que debió ser por King Kong. No sabemos si este idiota se refiere a la versión de 1933, a la de 1976 o a la de 2005. Si habla de la de 1976, efectivamente, Jessica Lange, su protagonista, tiene dos Oscar, uno por Tootsie (1982), como actriz de reparto, y otro por Blue Sky (1994), como protagonista. Lange es una grandísima actriz y tiene 13 años más que Demi Moore.

Por ahí anda Dennis Quaid interpretando a Harvey, el directivo de la cadena que emite el programa de aerobic de Sparkle, un personaje que se perfila como el más asqueroso del año, en dura competencia con el detective privado al que da vida Kevin Bacon en MaXXXine

Elisabeth Sparkle está harta de todo, de Harvey, de los chistes sobre su edad y del paso del tiempo, así que entra en un programa secreto para someterse a un rejuvenecimiento milagroso. Ella se convertirá literalmente gracias a esa «sustancia» en otra persona mucho más joven. Y entonces entra en escena Margaret Qualley, en el papel de esa nueva Elisabeth. Las dos deberán coordinarse para existir y repartirse el tiempo. Unas semanas “vive” en el mundo la Elisabeth con 60 años y otras la Elisabeth veinteañera. El problema surge cuando la joven se quiere comer el mundo demasiado deprisa y exige más tiempo. Su otro yo mayor sobra y se desata una feroz guerra entre ellas, una batalla de sangre y vísceras. 

Margaret Qualley está cada vez más arriba. La joven actriz de 30 años ha llegado muy lejos, casi más que su madre Andie MacDowell. Con su edad, Demi Moore estrenaba Algunos hombres buenos (1992) y Una proposición indecente (1993) y poco después cobraba 12,5 millones de dólares por hacer Striptease (1996), en ese momento la cifra más alta pagada nunca a una actriz por una película. 

Qualley no aspira a tanto, pero ha trabajado con Quentin Tarantino (Érase una vez en… Hollywood), Claire Denis (Stars at Noon), Ethan Coen (Dos chicas a la fuga) y Yorgos Lanthimos (Pobres criaturas, Kinds of Kindness).

La sustancia es una de las películas más repugnantes (en cuanto a sus imágenes) que podemos ver en un cine. Es salvaje y divertida, triste y tremenda, porque habla de la obsesión mortal por la fama y por la eterna juventud. Las dos actrices llegan tan lejos (desnudos incluidos) que uno duda de lo que está viendo. La directora francesa Coralie Fargeat debió hablar mucho con Demi y Margaret para que se lanzaran a esta piscina de humor muy negro y mujeres enfermas por dentro y por fuera. Es como si David Cronenberg hubiera dirigido una nueva versión de Eva al desnudo. Es como Dr. Jekyll y Mr. Hyde a lo bestia, como la madrastra de Blancanieves bañándose en cuerpos putrefactos.  

La Sustancia se estrena en cines el 11 de octubre.

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