Hollywood tiene una cuenta pendiente con ella. Nunca reconocida, siempre menospreciada, Demi Moore ha hecho ganar mucho dinero a los ejecutivos. Con Ghost (1990) y Algunos hombres buenos (1992), pero también con Una proposición indecente (1993) y Striptease (1996). Por esta última se convirtió en la actriz mejor pagada de la historia: 12,5 millones de dólares.
Mucho dinero pero nada de premios. Hasta ahora. Con La sustancia ha conseguido su primera nominación al Oscar tras 44 años de carrera y el desprecio permanente de Hollywood hacia sus cualidades de actriz. Los sinsabores de una carrera de estrella han quedado atrás, como ese momento cuando tenía 18 años y se presentó a varias pruebas para el papel de Kiri en The Beastmaster (El señor de las bestias) (1982). El director de la película, Don Coscarelli, la quería en ella, pero los productores no y finalmente la elegida fue Tanya Roberts.