El considerado mejor actor vivo del mundo, el único que ha conseguido tres Oscar en la categoría protagonista (récord histórico), el más misterioso y fascinante, Daniel Day-Lewis (Londres, 1957) vuelve al cine tras ocho años ausente de las pantallas, concretamente desde que estrenó El hilo invisible (2017).
Y lo hace con una película titulada Anemone que dirige su hijo Ronan Day-Lewis, cuyos genes son impresionantes: su padre es quien es, su madre es la actriz y escritora Rebecca Miller, su abuelo por parte de madre el legendario Arthur Miller y por parte de padre, el poeta y escritor Cecil Day-Lewis y su abuela la actriz Jill Balcon, hija de uno de los productores más destacados del cine británico, Sir Michael Balcon, responsable de los Ealing Studios entre 1938 y 1956. Además, su hermano de padre es Gabriel-Kane Day Lewis, fruto de la relación de Daniel con la mítica actriz francesa Isabelle Adjani. Definitivamente, unas Navidades en casa de los Day-Lewis tienen que ser inolvidables.
Con Anemone Ronan debuta en la dirección de largometrajes y en ella habla de los lazos familiares entre padres, hijos y hermanos. Un drama generacional escrito por el propio Ronan junto a su padre donde también están Sean Bean, Samantha Morton y Samuel Bottomley.