Gran momento cuando Nicolas Cage (Oscar por Leaving Las Vegas en 1995), Matthew McConaughey (por Dallas Buyers Club en 2013), Forest Whitaker (por El último rey de Escocia en 2006), Brendan Fraser (el año pasado por The Whale) y Ben Kingsley (por Gandhi en 1982) subieron al escenario para entregar el premio al mejor actor, que se llevó Cillian Murphy.
Seguramente Kingsley, de 80 años, se acordó de la noche del 11 de abril de 1983 en el pabellón Dorothy Chandler, en Los Angeles, cuando ganó su Oscar. Era un perfecto desconocido y se enfrentaba a cuatro titanes, cuatro leyendas como Dustin Hoffman, Jack Lemmon, Paul Newman y Peter O’Toole. Además, Newman y O’Toole en ese momento no tenían el Oscar. Este último iba por su séptima nominación y no lo ganaría nunca, convirtiéndose, con ocho candidaturas sin premio, en el actor más nominado y no premiado de la historia. Kingsley dedicó su premio a la paz.
El año de Kingsley fue muy especial para nosotros, ya que Volver a empezar, de Jose Luis Garci, se convertía en la primera película española en ganar el Oscar. El director le dedicó el premio a «todos los que hacemos cine en España».
Casi 25 años después del Oscar a Ben Kingsley, ganaba el premio Forest Whitaker por interpretar a otro personaje real, pero muy alejado del líder Mahatma Gandhi. Se trataba del dictador de Uganda Idi Amin. Ese año Peter O’Toole recibía su octava y última nominación.
Y el año de Matthew McConaughey fue el de uno de los momentos más recordados en la reciente historia de los Oscar, el del selfie que se hicieron la maestra de ceremonias Ellen DeGeneres, Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Julia Roberts, Brad Pitt, Kevin Spacey, Angelina Jolie, Channing Tatum, Jared Leto, Lupita Nyong’o y el hermano de ésta, Peter.
La foto colapsó Twitter (ahora X) y se convirtió en la publicación más compartida de la historia.