Son los recuerdos de Lionel Ritchie (1949) y de muchos otros que participaron en ese acontecimiento histórico, para la música y para el mundo. «Nada volverá a ser lo mismo después de esta noche». Y era verdad, nada volvió a ser lo mismo.
Todo empezó en diciembre de 1984, con el actor, músico y maravilloso ser humano Harry Belafonte (1927-2023) convencido de que debía hacer algo para ayudar en la lucha contra la hambruna en África. Entonces se pone en contacto con el poderoso productor musical Ken Kragen (1936-2021) que a su vez llama a Lionel Ritchie. Todos se apuntan al proyecto: una canción, solo una noche de grabación y las más grandes estrellas del pop reunidas para cantarla.
Entonces entra en escena Quincy Jones (1933), toda una leyenda que se hace con el liderazgo del barco. El productor y compositor coge su agenda, mueve sus contactos y se apunta a la aventura otro mito, Stevie Wonder (1950), porque al fin y al cabo, «todos le querían, ¿quién no?». En ese momento el proyecto entra en su fase decisiva. Se acaba de apuntar Michael Jackson (1958-2009), que se va a hacer cargo de crear la canción junto a Ritchie.
Con todos esos nombres comprometidos, ya podían llamar a cualquiera. Y así fue. Kenny Rogers (1938-2020) dice sí, por supuesto. Prince no contesta, pero Cyndi Lauper (1953) quiere entrar. Era ella o Madonna, parece ser.
Ya estamos a principios de enero de 1985 y el proyecto cada vez es más grande, aunque todavía faltaban dos piezas de «caza mayor», así que van a por ellos. Bruce Springsteen (1949) está en plena gira del Born in the U.S.A., pero ningún problema en hacer un hueco una noche. Para sorpresa de todos, el otro objetivo soñado, Bob Dylan (1941), acepta, aunque no sabe muy bien para hacer qué (ni lo supo nunca).
Las llamadas se suceden y todos quieren apuntarse a la fiesta: Bette Midler (1945), Billy Joel (1949), Tina Turner (1939-2023), Dionne Warwick (1940), Ray Charles (1930-2004), Willie Nelson (1933), Diana Ross (1944), Smokey Robinson (1940), Kim Carnes (1945), (Paul Simon (1941)…
Se fija la fecha, la noche del 28 de enero de 1985, y el lugar, los A&M Recording Studios de Los Angeles, aunque todavía no hay canción y la logística para reunirlos a todos se presenta como una pesadilla. Nadie podía enterarse, sobre todo del lugar donde se iban a reunir las mayores estrellas de la música pop. Ese era el mayor de los secretos. Luego llegaron otros problemas y otras preguntas. ¿Quién cantaría qué? ¿Cómo había que colocarlos? Alguien pone un cartel en la puerta de entrada del estudio: «Deja el ego en la puerta». Sólo tienen una noche para hacerlo. Prince finalmente no se presenta y Al Jarreau (1940-2017) está borracho. Llega Bob Geldof (1951), el músico irlandés que es la inspiración de todo ese tinglado. Nadie va a cobrar, por eso uno de los técnicos que trabajaron esa noche comenta: «al menos me llevaré una camiseta y una buena historia para contar».
Esa historia es la de cómo se grabó We Are the World, se titula La gran noche del pop (The Greatest Night in Pop) y se puede ver en Netflix.