Christophe Gans se equivocó de época y rodará la adaptación de Fatal Frame

Crying Freeman: los paraísos perdidos (1995), con Mark Dacascos, El pacto de los lobos (2001), Silent Hill (2006) y la versión de La Bella y la Bestia (2014), con Vincent Cassel y Léa Seydoux, son las cartas de presentación del director Christophe Gans, una rara avis del cine francés que de adolescente rodaba películas de kung fu con su cámara super-8.

Fan de Mario Bava, David Cronenberg, Dario Argento, Russel Mulcahy, David Lynch, John Carpenter o Sergio Leone, Gans ha llegado a decir que su sueño siempre ha sido “convertirme en un director de los Estudios en los años 40, pero me equivoqué de época. Creo que mis filmes no molestan, aunque algunos se preguntan si es el tipo de películas que el cine francés necesita. Lo que tengo claro es que nunca me darán un Cesar”.

Lo cierto es que el único premio que tiene se lo dieron en el Festival de Sitges por El pacto de los lobos, fantaterror sobre la Bestia de Gévaudan, un extraño animal que mató a más de cien personas en Francia a finales del siglo XVIII, y que vieron más de cinco millones de espectadores en Francia.

Gans tiene el premio del público, que es lo mejor que se puede tener, y ahí sigue. Ahora prepara una película basada en la serie de videojuegos «Fatal Frame», sobre terribles incidentes sobrenaturales en una escuela en Japón.

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