Los ocho capítulos de esta primera temporada de Feud, centrada en la legendaria rivalidad entre las divas de Hollywood Bette Davis (1908-1989) y Joan Crawford (1906-1977), tienen varias inexactitudes, pero lo cierto es que Ryan Murphy, su creador, se entrevistó con Davis durante cuatro horas. La actriz murió el 6 de octubre de 1989, así que Murphy lleva con este proyecto muchos años, aunque él ha confesado que fueron siete los invertidos en su desarrollo. Jessica Lange (1949) interpreta a Joan Crawford y Susan Sarandon (1946) a Bette Davis.
Catherine Zeta-Jones (1969), por su parte, le pidió a su suegro, Kirk Douglas (1916-2020), que le contase anécdotas sobre la época que refleja la película, desde 1961, rodaje de ¿Qué fue de Baby Jane? (What Ever Happened to Baby Jane?) pasando por 1963, rodaje de Canción de cuna para un cadáver (Hush… Hush, Sweet Charlotte), y los años posteriores hasta la muerte de Joan Crawford el 10 de mayo de 1977. Zeta-Jones interpreta a Olivia de Havilland (1916-2020) y, según declaró en una entrevista, Kirk Douglas le comentó que Joan Crawford “estaba loca”. El actor no coincidió en pantalla con ninguna de las tres, Bette, Joan y Olivia, aunque las conocía muy bien. Con el que sí trabajo fue con Robert Aldrich (1918-1983). Lo hizo en el western El último atardecer (The Last Sunset) (1961). En ese rodaje en México, Aldrich llegó acompañado por Lukas Heller (1930-1988), un joven guionista de origen alemán contratado por el director para que desarrollase posibles proyectos para su nueva productora Associates and Aldrich. Douglas no quería en el set a personas que no trabajasen en la película y expulsó a Heller. Esa pudo ser una de las anécdotas que le contó a su nuera.
El guion sobre la rivalidad de Bette Davis y Joan Crawford llevaba dando vueltas por Hollywood desde 2009 más o menos. Se titulaba Best Actress y lo firmaron Jaffe Cohen y Michael Zam, aunque apareció en la Lista Negra de 2009 (un conjunto de los mejores guiones no llevados a la pantalla todavía).
Nada que ver con ese guion que Robert Aldrich (interpretado por Alfred Molina) dice en la serie haber escrito él mismo según la novela de Henry Farrell (1920-2006) What Ever Happened to Baby Jane? Mentira, la adaptación la realizó Lukas Heller que, con este proyecto, iniciaría una larga carrera como guionista en proyectos de Aldrich. Como tampoco es verdad que Joan Crawford y su ama de llaves/asistenta/confidente Mamacita (Jackie Hoffman) encontraran la novela de Farrell e impulsaran su adaptación a la pantalla. Quien dio con el material fue Geraldine Hersey, antigua secretaria de Aldrich. Ella encontró la novela de Farrell y se la mandó al director, consciente de que tenía todas las características para ser una nueva Psicosis (Psycho) (1960), la película que Alfred Hitchcock rodó con poco presupuesto pero que había causado sensación. Además, Farrell había trabajado como guionista en el programa de televisión Alfred Hitchcock Presenta.
Según la serie, Warner pensó en Audrey Hepburn y Doris Day para los papeles de las hermanas Baby Jane y Blanche Hudson. Jack Warner (1892-1978) odiaba a Bette Davis por los problemas que le había causado en el pasado, pero aceptó a la actriz para ser la perturbada Baby Jane Hudson. Bette estaba en Broadway representando The Night of the Iguana, de Tennessee Williams, cuando recibió la oferta. “Eres demasiado grande para Broadway, vuelve a Hollywood”, dicen que le dijo Robert Aldrich. Joan Crawford ya había trabajado con el director en el drama romántico Hojas de otoño (Autumn Leaves) (1956) y entró antes en el proyecto para interpretar a Blanche Hudson. Robert Aldrich estaba rodando en marruecos Sodom and Gomorrah (1962), “una basura”, según el director, cuando puso en marcha Baby Jane.
Olivia de Havilland abre la serie con sus recuerdos, algo que no gustó nada a la verdadera, que demandó a los productores. “Creo en el derecho a la libertad de expresión, pero ciertamente no se debe abusar de él para proteger las falsedades publicadas o para beneficiarse indebidamente del uso del nombre y la reputación de alguien sin su consentimiento”, alegó la estrella, muy disgustada por presentar una imagen de ella como una mujer cotilla y malhablada. Pero, sobre todo, lo que le molestó a Olivia fue las alusiones a la legendaria rivalidad con su hermana Joan Fontaine. Para saber más sobre la historia de estas dos hermanas que no se soportaban, ahí está el libro Hermanas (Sisters: The Story of Olivia De Haviland and Joan Fontaine), de Charles Higham (Notorious Ediciones).
Todo era una cuestión de ego, el ego que no demostraron tres ganadoras del Oscar, Susan Sarandon (en 1996 por Pena de muerte (Dead Man Walking), Jessica Lange (en 1983 como actriz de reparto por Tootsie y en 1995 como protagonista por Las cosas que nunca mueren (Blue Sky) y Catherine Zeta-Jones (en 2002 como secundaria por Chicago) interpretando a tres ganadoras del Oscar, respectivamente, Bette Davis, en 1936 por Peligrosa (Dangerous) y en 1939 por Jezabel, Joan Crawford, en 1945 por Mildred Pierce y Olivia de Havilland, en 1946 por Vida íntima de Julia Norris (To Each His Own) y en 1949 por La heredera (The Heiress).
Uno se pregunta si las actrices de hoy le dan a los Oscar, -estar nominada, ganar-, la misma importancia que las divas del Hollywood clásico. Como se ve en la serie, era una cuestión casi de vida o muerte. Cuando, por ejemplo, nominaron a Bette y no a Joan por Baby Jane se montó un verdadero drama. Incluso Hedda Hopper (1885-1966) le dice a Joan: “no se atreverán a nominarla a ella (a Bette) y no a ti”. Se atrevieron.
Ese año la cosa estuvo entre Bette, Anne Bancroft por El milagro de Ana Sullivan (The Miracle Worker), Geraldine Page por Dulce pájaro de juventud (Sweet Bird of Youth), Katharine Hepburn por Larga jornada hacia la noche (Long Day’s Journey Into Night) y Lee Remick por Días de vino y rosas (Days of Wine and Roses). Ganó Bancroft (interpretada en la serie por Serinda Swan). Curiosamente, en la edición de 1985, Jessica Lange compitió por el premio, al que aspiraba por Dulces sueños (Sweet Dreams), con Page (The Trip to Bountiful) y Bancroft (Anges of God). Ganó Page. Sarah Paulson interpreta a esta enorme actriz y Cash Black a su marido, el actor Rip Torn.
Por su parte, Susan Sarandon no sólo compitió por el Oscar con Katharine Hepburn en su papel de Bette Davis. Lo hizo ella misma en 1981, candidata por Atlantic City y Hepburn por En el estanque dorado (On Golden Pond), que ganó. Y Lange y Sarandon coincidieron nominadas en 1994, cuando la primera ganó por Blue Sky y la segunda era candidata por El cliente (The Client).
El cineasta John Waters (1946) se presta a un guiño cinéfilo, una broma encantadora, interpretando al inclasificable William Castle (1914-1977). El director de Pink Flamingos (1972), Hairspray (1988) y Cry-Baby (1990) dando vida al productor y director rey de la serie B, de los trucos publicitarios y del terror barato, que dirigió a Joan Crawford en Strait-Jacket (El caso de Lucy Harbin) (1964) y en I Saw What You Did (Jugando con la muerte) (1965). Aunque su gran aportación a la historia del cine fue comprar los derechos de la novela de Ira Levin Rosemary’s Baby (La semilla del diablo) y apartarse a un lado para que la dirigiera Roman Polanski.
Castle no sólo dirigió a Crawford en subproductos de terror, también a otras glorias del Hollywood clásico en el ocaso de sus carreras como Barbara Stanwyck (1907-1990) y Robert Taylor en The Night Walker (Amor entre sombras) (1964), basado en un texto de Robert Bloch, el autor de la novela Psycho. En un momento de la serie, en el capítulo dedicado al rodaje de Canción de cuna para un cadáver (Hush… Hush, Sweet Charlotte (1964), sale el nombre de Barbara Stanwyck como posible candidata para sustituir a Joan Crawford, que estaba dando demasiados problemas y retrasando el rodaje. Stanwyck fue la protagonista de The House That Would Not Die (La casa que nunca muere) (1970), con guion de Henry Farrell, autor de la novela en que se basó Baby Jane y del relato corto What Ever Happened to Cousin Charlotte?, que fue la base para Canción de cuna para un cadáver (Hush… Hush, Sweet Charlotte).
Pero a Joan Crawford no le gustó hacer Strait-Jacket (El caso de Lucy Harbin). En un momento dado, mira a su amigo George Cukor (1899-1983), con el que rodó, entre otras The Women (Mujeres) (1939) en el papel mítico de la malvada Crystal Allen, y piensa “él hace My Fair Lady y yo Lucy Harbin”. Ambas películas son del mismo año.
La espantada de Joan Crawford del rodaje de Canción de cuna para un cadáver (Hush… Hush, Sweet Charlotte) ocurrió tal y como cuenta la serie. La actriz se retiró a las pocas semanas de empezar el rodaje (abandonó el 31 de julio de 1964) por problemas de salud (oficialmente infección de las vías respiratorias superiores) aunque, según ella, su intención siempre fue volver. Cuando lo hizo, estaba tan nerviosa que sólo trabajaba tres horas al día. Y volvió al hospital. Fue en ese momento cuando Aldrich se empezó a plantear sustituirla. Loretta Young, Katharine Hepburn, Ann Sheridan, Barabara Stanwyck y Vivien Leigh fueron tenidas en cuenta, hasta que Bette Davis puso sobre la mesa el nombre de su amiga Olivia de Havilland, 48 años, ganadora de dos Oscar y retirada en Suiza con su segundo marido, el escritor francés Pierre Galante. Aldrich cogió “tres aviones, un tren y un taxi que le llevó por un sendero de cabras” hasta llegar a la casa de Olivia en las montañas suizas. La estrella finalmente aceptó la oferta. El director llamó a Bette para darle la buena noticia, pero le pidió que no dijera nada hasta que él volviese porque quería hablar personalmente con Joan Crawford y explicarle la decisión a su abogado. Bette no le hizo caso, filtró la noticia y Joan montó en cólera. “Aldrich no hizo ningún esfuerzo para llegar a mí y decirme que había firmado con Olivia. Lo hizo a través de un comunicado de radio y, francamente, creo que eso apesta”. El rodaje se reanudó el miércoles 9 de septiembre de 1964 con la dulce Olivia interpretando a la maquiavélica prima Miriam.
Olivia de Havilland también cayó en las redes del terror para viejas glorias de Hollywood que puso de moda Baby Jane. En la serie se ve cómo la actriz tira a la papelera el guion de Lady in a Cage (1964), la historia de una mujer atrapada en un ascensor. Bette Davis exclama: “si no lo aceptas tú la hago yo”. La hizo Olivia.
Joan Blondell (1906-1979) la estrella de Warner Brothers y compañera de James Cagney en seis películas, nominada al Oscar como actriz de reparto por No estoy sola (The Blue Veil) (1951), la esposa del actor Dick Powell -luego marido de June Allyson-, y del empresario Mike Todd, -que luego se casó con Elizabeth Taylor y se mató en un accidente de aviación-, amiga de Bette Davis y narradora junto a Olivia de muchas historias de la serie. La interpreta Kathy Bates (1948). Joan era una belleza rubia de la Warner que daba muy bien el tipo Vampiresas 1933 (Gold Diggers of 1933), chica de Broadway en los locos años 30 para luego convertirse en una matrona estilo Shelley Winters a la que todos recuerdan como la jefa de camareras del Frosty Palace en Grease (1978).
Cuando el cinéfilo Peter Bogdanovich (1939-2022) le preguntó a Robert Aldrich si creía que Olivia de Havilland estaba mejor en Canción de cuna para un cadáver de lo que habría estado Joan Crawford, este contestó: “Sí, mucho mejor. Creo que su elección perjudicó a la película en el aspecto comercial, pero también la hizo muchísimo más creíble. Crawford es Crawford y es muy buena, pero habría sido incapaz de darle al personaje los matices que le dio De Havilland”. Bogdadovich apunta en la entrevista que Olivia, por algún motivo, tiene más aire de zorra, intrínsicamente, y el director contesta: “Si es ella quien se baja del taxi, ya no estamos seguros de si el asesino es el mayordomo. Si es otra persona la que se baja del taxi, sabemos que el asesino es el mayordomo, y la historia se acaba”. Aldrich se refiere a la imagen de malvada que cultivó en el cine Crawford y la de buena y dulce que proyectó Olivia.
En una escena de El fin de Sheila (The Last of Sheila) (1973), una historia de suspense a lo Agatha Christie, un Puñales por la espalda antes de que a Rian Johnson se le ocurriera Puñales por la espalda (2019), una especie de Cluedo con personajes de Hollywood ideado por Stephen Sondheim y Anthony Perkins, una de las protagonistas dice: “ella (Olivia de Havilland) era una de las pocas personas de la que Sheila hablaba bien”. Ahí tenemos un ejemplo de la buena imagen que tenía la actriz, pese a la terrible relación que mantuvo durante toda su vida con su hermana Joan Fontaine.
En la serie, Bette Davis tiene un romance con Robert Aldrich. El director simplemente le dice a Peter Bogdanovich que se llevó a las mil maravillas con ella y se lo pasaron muy bien trabajando juntos. “Es una personalidad interesantísima”.
En Baby Jane Bette Davis cobró 60.000 dólares y Joan Crawford 25.000. En Charlotte, Davis se llevó 125.000 dólares. Como dice Aldrich, “madre mía, menuda diferencia”.
Si hacemos caso a Robert Aldrich, ¿a quién si no?, parte de lo que cuenta la serie se derrumba. “Joan y Bette no se pelearon nunca durante el rodaje de ¿Qué fue de Baby Jane? Se comportaron perfectamente. No permitieron que se les escapase ni una palabra ofensiva. No trataron de destacar la una más que la otra”. Otra cosa fue cuando terminó el rodaje y empezó la promoción. Sobre todo, cuando Bette se refirió a ellas dos en una entrevista como “esos vejestorios”. Esta anécdota está recogida en la serie. Joan le pidió por favor a su compañera que no hablara de ella en esos términos. Bette se limitó a contestar que Joan carecía del más mínimo sentido del humor. Pese a todo, en la serie queda claro que la rivalidad entre las dos fue alimentada por Warner y el propio Aldrich, conscientes de la buena publicidad que esto provocaría.
En un momento de Feud, Bette Davis llama “zorra” a Anne Baxter (1923-1985) por lo que ocurrió con las nominaciones al Oscar de Eva al desnudo (All About Eve) (1950). Este pequeño escándalo, recogido con todo lujo de detalles en el excelente libro All About All About Eve, de Sam Staggs, se refiere a que Baxter se negó a promocionar su candidatura como actriz de reparto, ya que consideraba que su personaje Eve Harrington era tan protagonista como Margo Channing. Como consecuencia, las dos, Anne y Bette, fueron candidatas como actrices protagonistas, el voto se dividió y ganó Judy Holliday por Nacida ayer (Born Yesterday) (1950) en una de las mayores sorpresas en toda la historia de los premios de la Academia.
“¿Una mujer directora? Esto sí que es el final”, exclama despectiva Joan Crawford cuando la ayudante de Robert Aldrich, Pauline Jameson (Alison Wright), confiesa que ha escrito un guion y quiere dirigir una película. Pauline es un personaje ficticio construido a partir de la combinación de “varias mujeres inteligentes y creativas que intentaron abrirse camino en el Hollywood machista de esa época”.
Baby Jane obtuvo cinco nominaciones al Oscar (Actriz protagonista para Bette Davis, Actor secundario para Victor Buono, Fotografía en blanco y negro, vestuario en blanco y negro y sonido). Canción de cuna para un cadáver (Hush… Hush, Sweet Charlotte) se llevó siete (Actriz secundaria Agnes Moorehead, Fotografía en blanco y negro, Dirección artística, Vestuario, Montaje, Banda sonora y canción).
En la serie podemos ver a la reina de las chismosas Hedda Hopper (Judy Davis), al poderoso Jack Warner (Stanley Tucci), al actor, y cuarto marido de Bette Davis, Gary Merrill (Mark Valley), al actor Victor Buono (Dominic Burgess) y en breves apariciones a Marilyn Monroe y la manía que le tenía Joan Crawford, Fred MacMurray, Louis B. Mayer, Michael Curtiz, Frank Sinatra y lo insoportable que se puso en el rodaje de la película de Aldrich 4 for Texas (4 tíos de Texas) (1963), Anne Bancroft, Geraldine Page, el amigo y confidente de Crawford George Cukor, Maximilian Schell, Rip Torn, Ed Begley, los intérpretes secundarios de Canción de cuna para un cadáverJoseph Cotten, Bruce Dern y Agnes Moorehead, Patty Duke, Gregory Peck, Lee Remick, David Lean (sale en la escena en la que Joan Crawford le entrega el Oscar por Lawrence de Arabia y luego los dos recorren los pasillos hasta la sala de prensa, un travelling ininterrumpido que necesitó meses de preparación), Vincent Price y muchos más.
La relación de Joan Crawford con su hija adoptiva Christina daba para una película… y se hizo. Se tituló Mommie Dearest (Queridísima mamá) (1981) y la protagonizó Faye Dunaway (1941) en el papel de la estrella. “Realmente odio hablar de Queridísima mamá (1981). Parece que la gente tiene como una obsesión con esa película. ¿Por qué tienen que centrarse tanto en algo que hice hace más de 20 años? No fue un gran momento en mi vida y la película no fue una experiencia que quiero recordar. ¡Punto!”, declaró Dunaway, harta de los palos que se llevó por aceptar semejante proyecto. La conexión va más allá y cierra un círculo. Dunaway coincidió con Bette Davis en el telefilm The Disappearance of Aimee (1976), sobre la desaparición durante seis semanas en 1926 de la famosa evangelista Aimee Semple McPherson. Y en una sorprendente pirueta del destino, Bette y Faye se llevaron muy mal durante todo el rodaje. Como se dice en Feud, “pese a su guerra con Joan, no supo lo que era el verdadero odio hasta que conoció a Faye. Hizo que echase de menos a Joan”. En una entrevista publicada en el New York Times el 20 de diciembre de 1993, el director de la película, Anthony Harvey, confirmó que, efectivamente, Bette detestaba a Faye.
En la serie se ve la tensa relación que siempre tuvieron Jack Warner y Robert Aldrich. El jefe le llega a decir al director: “no eres de los que son reconocidos por sus coetáneos”. Y tenía razón. Robert Aldrich es uno de los cineastas más subvalorados de la historia del cine. Nunca fue nominado al Oscar y fue vapuleado por la crítica. En un momento de la serie, su mujer le reprocha que sólo vive cuando rueda una película, una frase que recuerda a lo que ha dicho recientemente Pedro Almodóvar: “El cine está más allá del negocio, del trabajo, es sobre todo mi forma de vida. Me he ido retirando de todo lo demás y me he recluido en el cine. De hecho, creo que es lo único para lo que vivo”.
Algo parecido le ocurría a Joan Crawford, de quien se dice en la serie que necesita hacer películas para seguir viviendo. En realidad, Feud habla de “vampiros” de cine. Por eso la actriz aceptó bodrios como Trog (1970), donde se las tenía que ver con un troglodita que han encontrado en una cueva. Las escenas del rodaje de este subproducto infumable, con Joan despistada pero siempre digna, son de las más demoledoras de toda la serie.
El episodio siete, centrado en la pelea Fox contra Crawford por Canción de cuna para un cadáver (Hush… Hush, Sweet Charlotte), lo dirige Helen Hunt. Una ganadora del Oscar dirigiendo a cuatro ganadoras del Oscar (Sarandon, Lange, Bates y Zeta-Jones). Hunt ha dirigido dos largometrajes, el drama romántico Then She Found Me (2007) y el deportivo Ride (2014), ambos también protagonizados por ella.
Feud: Bette and Joan se puede ver en HBO