Tyler Gillett, uno de los dos directores de la sexta entrega de Scream, todavía recuerda con absoluta claridad el día en que vio la primera película de la saga, la de 1996 dirigida por Wes Craven. «Tendría unos 13 o 14 años, y el recuerdo que tengo es de genuino pavor, me impactó de una forma muy profunda. La película fue la puerta de acceso al terror para toda una generación, porque era una especie de enciclopedia de todo lo bueno que tiene el género. Me abrió los ojos de par en par y descubrí el poder que se conjura cuando se combina el terror de verdad con momentos de humor inteligente y personajes que realmente te importan».
Cuando Scream llegó a las salas cinematográficas el 20 de diciembre de 1996, rompió todas las reglas y reinventó un género que necesitaba imperiosamente sangre nueva. La popularidad de las películas de terror se estaba desvaneciendo a mediados de la década de 1990, y los taquillazos del género cada vez eran más infrecuentes. Los aficionados habían empezado a aburrirse con la inacabable sucesión de nuevas versiones recicladas, secuelas sin imaginación y cansinas imitaciones que se estrenaban periódicamente.
Scream cambió todo eso. El ingenioso guion, obra del brillante Kevin Williamson, deslumbró a los espectadores, que tuvieron claro desde el principio que estaban ante la obra de un genio con un conocimiento enciclopédico del género.
El otro director de Scream VI, Matt Bettinelli-Olpin, también recuerda perfectamente cómo y cuándo vio la película de Craven por primera vez. “Fue terrorífica, y divertida y conmovedora. Tenía todo lo que se podía pedir, y más. No solo eso, sino que era la primera película que veía que era autorreferente y que comprendía de verdad las películas que habían abierto el camino antes».
Así que tenemos dos fans de la película «madre» dirigiendo la sexta parte, lo cual tiene toda la lógica porque los productores tuvieron claro desde el principio que esta nueva entrega tenía como primer y principal objetivo rendir homenaje a Wes Craven, fallecido en 2015.
Para ello necesitaban a Kevin Williamson, o por lo menos su aprobación. Williamson no esperaba que se fuese rodar otra película de Scream tras el fallecimiento de su íntimo amigo y mentor Craven. “Cuando Wes falleció, me imaginé que era el final de la serie Scream, y que, si alguien acababa haciendo otra película de la serie, yo probablemente me limitaría a verla a distancia. Así que cuando me llamaron por primera vez para hablarme de esta película, no quise saber nada del asunto. Les dije que siguiesen adelante y que hiciesen una película fantástica, pero que no contasen conmigo.”
Pero todo cambió cuando otro genio, James Vanderbilt, guionista de Scream VI y de la obra maestra Zodiac (2007), le planteó algo que sonaba verdaderamente bien. “Así que me levanté una mañana y pensé ¿a quién quiero engañar? ¿De verdad quiero que hagan otra película de Scream y no participar en ella? A continuación, llame y dije que quería participar, siempre y cuando pudiésemos dedicarle la película a Wes. Y me contestaron que sí, que lo diese por hecho. Incluso se aseguró de que el estudio incluyese una cláusula escrita en el contrato, y ahora tenemos este estupendo tributo a Wes Craven.”