Sólo tiene 33 años y ya ha sobrevivido a dos tsunamis cinematográficos. Aunque lleva en el cine desde los 15 años, o quizás por eso, Alden sabe lo que es triunfar, fracasar y darte un batacazo monumental.
Debutó en el cine de la mano del maestro Francis Ford Coppola en Tetro (2009), junto a Maribel Verdú, y la cosa no funcionó. Y fue elegido años después para interpretar a un joven Han Solo en Han solo. Una historia de Star Wars (2018) y la operación funcionó aún menos, pese a ser una de las grandes apuestas de Disney. A estas alturas, podemos decir que lo mejor que ha hecho Alden en el cine es ¡Ave, César! (2016), el original repaso de los Coen al Hollywood clásico.
Una afirmación que puede cambiar porque ahora Alden llega con Oso vicioso (Cocaine Bear), una de las películas más surrealistas, terroríficas, divertidas, angustiosas, locas y salvajes del año. Todo eso a la vez, aunque parezca raro. La combinación funciona y Alden, en su papel de Eddie, el nieto de Syd (Ray Liotta), un narco afincado en St. Louis cuyo despacho suele ser un tugurio de comida rápida, destaca y se lo pasa en grande. Aunque su personaje no lo está pasando bien. Su mujer acaba de morir de cáncer, está deprimido y ahoga sus penas en alcohol mientras contempla la idea de abandonar el negocio familiar. Hasta que un super-depredador de 230 kilos, el oso vicioso del título, se come una enorme cantidad de cocaína y se lanza a un frenesí destructivo en busca de más polvo… y sangre.
“Lo que más me atrajo del guion fue que era de lo más raro. Las películas de los grandes estudios no suelen ser tan extrañas ni divertidas. Me hizo pensar en una versión alocada de Tiburón”, dice el actor
